El matasellos
Heriberto Yépez
Sudamericana, 2004


Leo El Matasellos de Heriberto Yépez (Tijuana, 1974). ¡Qué grata sorpresa! Los mecanismos de pensamiento en que está registrada la voz de Matasellos se me antojan muy cercanos a un torrente de pensamiento serial. Una voz descarada, a todas luces identificable sobre la media de las y los narradores contemporáneos, que no admite referentes o imaginarios inmediatos, y que toma, además, el riesgo temerario de diseccionar de una vez su propia poética, su visión particular de la literatura, faltándole al respeto a las más elementales convenciones literarias y a quien más haya que faltárselo.

Calificar este libro meramente como una “novela” resultaría insultante, ingenuo cuando más. La anécdota y la filatelia son acaso meros subterfugios que nos disparan al hipertexto, en donde radica buena parte de la valía del libro. Me he topado con un texto franca y lúdicamente extradiegético que abunda en referencias sobre sí mismo, como un animal indómito, imposible de contenerse, que cae violentado ante la menor provocación, a la vuelta de la página. Un divertimento de proporciones gigantescas, un juego con cuchillos afilados. Matasellos es un texto autónomo que no deja de escribirse y de leerse a sí mismo. Está narrado por “dos novelistas menores”, que terminan por renegar del propio texto, negarse a sí mismos y aportar, de paso, un grano de arena más para la constante auto-deconstrucción de la obra entera. Cuatro personajes que no son sino la síntesis de todos los personajes de “deberían estar en la novela”, pero que no están. Una novela que reniega de sí misma. Páginas repletas de lucidez argumentativa que rebasan la mera fábula y que nos obligan a emprender una lectura mucho más sagaz y crítica de lo acostumbrado. Matasellos es un libro tan desconcertante que nos hace poner en duda todo lo que en él hemos leído.

¡Bienvenido El Matasellos y larga vida para H!