4:21 a.m. Demasiado bullicio. Insomnio. Tensión nerviosa. Dolores de cabeza sin fin. Corrección de una novela. Es lo mismo. Por la tarde quise despejar la mente. Salí a caminar. Xenakis en los discman. El sol en la cara. Y de pronto se me ocurre que jamás he podido terminar un solo libro dentro de la biblioteca. Demasiado bullicio. Cuando era más joven no podía comprar libros. Un verdadero lujo para mí. Los leí todos prestados de esa biblioteca. Allí me formé como lector. También en buena medida como escritor. Pero jamás pude terminar ahí dentro un libro de principio a fin. Demasiado bullicio. Quise intentarlo esta tarde. Quizá La ciudad y los perros, por los buenos tiempos. Biblioteca Mauricio Magdaleno. Ciudad de Zacatecas. Llego. Para mi sorpresa está siendo remodelada. Demasiado hermoso para ser verdad. La puerta principal clausurada. Rodeo. Entro por una puerta lateral. El suelo lleno de escombros. Los estantes envueltos en polvo. Los libros cubiertos de tierra. Imposible. Demasiado bullicio. Pregunto qué está pasando. La Biblioteca Estatal, luego de años, suspende sus servicios por tiempo indefinido. El Ayuntamiento echa los libros a la calle. Pero ni ellos ni el Estado han puesto un solo peso para el acervo. El Ayuntamiento decide que le dará “un mejor uso” a ese edificio colonial de hoy en delante. Ya después dispondrán de un lugar para tantos libros viejos. El centro de una ciudad tan hermosa, piensan nuestros gobernantes, no está como para afearse con una biblioteca. ¿Y luego qué? ¿Una pira de libros? ¿Se supone que esta mierda es la Izquierda? Lichtenberg: “Un libro es como un espejo: si un mono se asoma en él no puede verse reflejado un apóstol”.