: ojos de brujo
Los creadores del “hip hop flamenquillo” combinan elementos tradicionales del flamenco (los cajones contundentes, el picado fino de De Lucía y el espíritu innovador de Camarón son revisitados con frecuencia) con la electrónica, los scratches de la tornamesa e influencias en apariencia tan discordantes como el funk y el heavy metal (como en la rolita “Zambra”, del CD Barí, por ejemplo). De esta suerte, Ojos de Brujo explora todos los palos del flamenco, desde tangos, colombianas, tanguillos, rumbas, bulerías, bulerías por soleá y otros, con elementos característicos del hip hop (siendo ésta la influencia de la que más se nutren), pasando por el funk, el reggae, el son cubano y demás ritmos latinoamericanos, sin distingos.
Formado en 1996, sólo en Barcelona, ese inmenso crisol multicultural, pudo haber sucedido esta mezcla. Debutan con su CD Vengue (palabra gitana con que se le conoce al “duende” flamenco) en el 2000. La banda salta inesperadamente de las calles y las plazas de Barcelona a la fama internacional al grabar Barí bajo su propio sello (“La fábrica de colores”, nombre también del colectivo callejero original de artistas del que se nutrió la banda) en el 2002.
Ojos de Brujo está liderada por Marina, la “Canillas”, cantaora sui géneris, que lo mismo rapea con sabor o se desgarra con el ragga o en el cante de una bulería rasposa. Las letras de la Canillas son comprometidas: denuncian las injusticias de un mundo violento, tendiente a la polarización y regido por la lógica del capital.
Formado en 1996, sólo en Barcelona, ese inmenso crisol multicultural, pudo haber sucedido esta mezcla. Debutan con su CD Vengue (palabra gitana con que se le conoce al “duende” flamenco) en el 2000. La banda salta inesperadamente de las calles y las plazas de Barcelona a la fama internacional al grabar Barí bajo su propio sello (“La fábrica de colores”, nombre también del colectivo callejero original de artistas del que se nutrió la banda) en el 2002.
Ojos de Brujo está liderada por Marina, la “Canillas”, cantaora sui géneris, que lo mismo rapea con sabor o se desgarra con el ragga o en el cante de una bulería rasposa. Las letras de la Canillas son comprometidas: denuncian las injusticias de un mundo violento, tendiente a la polarización y regido por la lógica del capital.
Intentar describir la música de Ojos de Brujo es sencillo. Suenan a un recorrido completo por la Rambla, desde el monumento a Colón hasta la Plaza Catalunya y de regreso. Por supuesto que en el camino uno se halla con infinidad de lenguas, de músicos y artistas callejeros de todo el mundo, de ritmos, de ideologías, de vestimentas, de comida, de música y un poco (o un mucho) de hachís. “Llegamos y nos la liamos”, es el lema de la banda.