: resistencia



María Rivera (Ciudad de México, 1971) abre su blog, ¡y de qué manera!

<<...y, sin embargo, seguimos escribiendo. ¿Por qué seguimos escribiendo poemas? ¿de dónde proviene esa manía? Habrá quien escriba por su gusto por la belleza, así llanamente, o quien siga escribiendo —aunque parezca increíble— por el estatus que esta actividad reporta (en su versión negativa o en su versión positiva aunque sea meramente ornamental: yo conozco a muchos) , o quien escriba por la pesadísima urgencia de continuar el cánon, o solamente para estar a la moda y transitar la estrechísima pasarela literaria con sus efímeros reflectores.Cada quien, me imagino, se contesta esta pregunta si es que acaso se la formula. Para mí la escritura, tiene que ver, por un lado con su carácter necesario y por otro con la honestidad para acometer el poema. Estas dos condiciones, enunciadas así, podrían parecer algo inocentes. Pero para mí el poema sigue siendo un acto personal de resistencia: no una resistencia en abstracto (como les encanta a los poetas escribir para enaltecerse) sino muy precisa:resistencia frente a un hacer poético muy de moda que se declara solipsista, monologante;resistencia frente a una preceptiva literaria que impone a las mujeres escritoras serias un modo de hacer-decir-ser (que consiste en fundamentalmente ser misóginas);resistencia al modelo de humanidad que algunos poemas de hoy construyen (con sus embellecimientos o sus feísmo, según sea el sapo);resistencia a la banalidad y complacencia de lo cool, divertido y desmadroso que supone ser joven poeta latinoamericano (con botellita de cerveza en mano y obligado tambaleo);resistencia frente a las poses malditistas y pseudotrasgresoras que se complacen en derramar unas gotitas de bilis en el blog confundiendo a la poesía con el escusado;resistencia frente a los prejuicios que heredamos de la corrección poética;resistencia frente a quienes hablan del poeta como un iluminado hacedor pero que pactan con estafadores;resistencia a la resistencia de no saber andar solos sin muletas generacionales;resistencia frente a la “postmodernidad”, “El fin de la historia” “el carácter histórico de la poesía”;resistencia frente a las clausulitas “nuevos mecanismo escriturales” “escrituras particulares” y el calificativo “antisolemne” que aparece inevitablemente para legitimar lo in de un poema;resistencia frente al hábito de autoantologarnos todo el tiempo como si nuestro ombligo fuera muy interesante;resistencia a que este hábito mexicano pudra el mundo;resistencia frente a los pactos amistoso-literarios entre talentosos e interesados;resistencia frente a la rebatinga de los huesitos de Paz, de Vallejo, Gorostiza;resistencia frente a la banalización-imitación de discursos subversivos de las poéticas extremas (farewell to Hospital Británico, el desierto de Atacama, Trilce, Contranatura y un largo etcétera quetodos sabemos); ah ¡cuánta cuánta mierda! Uno piensa cuánta mierda, en la tribu más indigna y antropófaga (sin lindas metáforas brasileñas). El poema, para mí, no tiene nada que ver con esto y la poesía tampoco y estoy agradecida, no saben cuánto, de saberlo. Sus alcances, sus deficiencias, su oscura lucha, su modestia, compensan con mucho a su contexto. Hoy que el contexto es todo y la historia y sus almanaques teóricos-literarios con su insufrible terminología parecen justificarlo todo: hasta la ignominiosa presunción de que la poesía no necesita un lector, se basta a sí misma. De la honestidad, bueno qué digo, la honestidad ¿qué es eso?>>

-María Rivera
* Última parte de la ponenecia leída en el Encuentro de Poesía "Estoy afuera".