: cowboy bebop
(they call me trinity)
El Tryno con el Resistol. Foto: Pire
No, señores y señoras. No es la fiebre queer de Brokeback Mountain que ha azotado hasta con los vaqueros más bragados de todo Zacatecas. Tampoco es la fiebre de la literatura norteña de narcos, ni que me haya afectado platicar con Élmer Mendoza hace una semana. Ni que esté escribiendo una novela sobre la frontera (aunque en cierto sentido la esté escribiendo). Tampoco que quiera copiarle el look al buen Crosthwaite en la solapa de su novela tributo a Ramón Ayala y Cornelio Reyna: Idos de la mente. Ni siquiera es que Rockyi nos haya llevado al Pire y a mí al rodeo hace unas semanas para quedarnos con la boca abierta como estúpidos viendo a las hermosas vaqueritas bailando música de banda mientras se ligaba a sus rancheros. Tampoco que mi último viaje a Monterrey me haya afectado. No. Mucho menos es el culto al Piporro que se ha desatado con el proceso de canonización tras su muerte. No, no... Nada qué ver. ¡Fue el cabrón del Horse que me encasquetó el sombrero Resistol mientras echábamos unas chelas en el Merendero el viernes pasado! ¡Salud!