: fuckin’ punk jazz!
(me ando muriendo con tu música, jaco)



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Señoras y señores, este mes se está cumpliendo el Tercer Aniversario de este sucio blog. Ando sentimentaloide por lo viejo que me he vuelto y porque siempre he creído que me voy a morir joven, así es que como regalito para todos los que han aguantado vara todo este tiempo, quiero dejarles uno de los dos o tres primeros textos que publiqué en mi vida “adulta” (antes había publicado cualquier cantidad de barrabasadas desde los 14 años, pero no cuentan). Es un artículo primerizo sobre San Jaco Pastorius que salió en nuestra querida y extinta revista Finisterre (dos de nuestros colaboradores, Álvaro Enrigue y Sergio Pitol, incluso aseguran que nunca existió, pero sí... durante todo un lustro), y que escribí a los 21 años. Como diría Cerati, ¡gracias totales! por sus pacientes lecturas desde siempre.

* * *


Durante años se diseminó el falso tabú de que el bajo eléctrico era un instrumento de relleno que servía sólo para acompañar una pieza (que ciertamente tuvo que lidiar, por su "carente expresión", frente al contrabajo --arraigado en el jazz durante mucho tiempo), pero cuando Jaco Pastorius arrancó los trastes, literalmente, de su Fender Jazz Bass '62, el bajo de jazz fue reinventado. Pongámoslo de la siguiente manera: el bajo eléctrico era un instrumento plano; Jaco le dio una tercera dimensión, un volumen, una presencia, un carácter melódico, protagónico y, ¿porqué no?, le dio sabor.

John Francis Anthony Pastorius III, mejor conocido como "Jaco", nació el primero de diciembre de 1951 en Fort Lauderdale, Florida. Fue hijo de un baterista de jazz, de quien tomó la pasión por la música desde temprana edad, convirtiendo a la batería en su instrumento principal hasta el día en que, teniendo quince años, sufrió una lesión en la cadera durante una práctica de fútbol americano (Jaco siempre se destacó como atleta y estudiante, comprometido a pleno con todo lo que emprendía). Los compañeros de la banda, para la que era baterista, decidieron "relegarlo", dadas las circunstancias de su lesión, a tocar un viejo y aterrado bajo eléctrico.

La pasión y la intensidad fueron siempre las divisas distintivas en la vida de Jaco hasta el final de sus días: pronto demostraría qué tanto provecho podía sacársele a un instrumento tan "poco expresivo" y tristemente subestimado. A partir de su primer contacto con el bajo, Jaco comenzó a desarrollar una depurada técnica y una confidencialidad estilística que sólo las arduas sesiones de práctica --días enteros--, un verdadero talento nato y una sensibilidad excepcionales, conjugándose, pueden lograr. Pronto el talento de Jaco, de 18 años, había pasado como un valioso secreto a voces entre la escena musical de Fort Lauderdale, habiendo ya tocado al lado de las bandas locales de jazz y funk más fuertes de la región. Pero, desafortunadamente, de talento no se puede comer ni pagar rentas, y Jaco, recién casado y con un hijo, decide lanzarse a la aventura con su bajo a cuestas. Sus trabajos temporales fluctuaron desde toda clase de bandas locales hasta eventuales temporadas con un grupo de soft jazz a bordo de un crucero al Caribe y un puesto de docente en la Universidad de Miami durante un semestre.

Jaco había desarrollado ya para entonces todo su arsenal estilístico que le dio fama y lo apartó millas adelante de la media de los bajistas: su atractiva y fluida rítmica funk, el innovador uso de armónicos naturales (sonidos octavados producidos por pulsar una nota mientras la mano izquierda sólo roza la cuerda sobre el diapasón; esta técnica, muy característica de Jaco, se aprecia claramente en la pieza instrumental Portrait of Tracy), su excepcional empleo de acordes, slap con la mano derecha, su técnica quasi virtuosa que, por ejemplo, le permitía tocar una Fantasía cromática de J. S. Bach --como si de repertorio habitual para el bajo se tratase-- y el uso de un bajo sin trastes (Jaco tuvo que arrancar él mismo los trastes de su viejo bajo Fender --no es recomendable hacerlo en casa--, ahora es muy común encontrar en casi cualquier tienda de instrumentos un bajo eléctrico de tales características) para producir un sonido más cálido y tener mayor control, más flexibilidad, sobre cada nota.

La "gran oportunidad" vino cuando Jaco fue descubierto por Wayne Cochran y fue invitado a formar parte de los C.C. Riders (una banda de funk con fuerte influencia soul de Georgia); posteriormente recibió una propuesta de Epic Records para grabar un álbum como solista (con la colaboración de Herbie Hancock, ni más ni menos), donde vieron la luz piezas de culto como Portrait of Tracy y Continuum. Sin embargo, Jaco Pastorius no se volvió la "sensación del jazz" sino hasta 1976, cuando ingresó a las filas del famoso grupo de fusión Weather Report (como arreglista, productor y compositor además de bajista), siendo el contrapeso creativo ideal perfecto para Joe Zawinul, dejando asentadas las bases del jazz-fusión para generaciones posteriores. "Tocaba con tal rapidez y fluidez (como ningún otro ejecutante de bajo eléctrico de aquella época)", declaró el propio Zawinul refiriéndose a la ocasión que escuchó, en una grabación, por vez primera a Jaco. La era Weather Report fue sin duda la más fructífera en la carrera de Pastorius, sumando además exitosos proyectos paralelos con gente del calibre de Miles Davis, Mike Stern y Pat Metheny.

Pero la vida de Jaco siempre se vio trastocada por ese exceso de pasión y sensibilidad que desembocaron en una tendencia maniaco-depresiva con el paso del tiempo. En las postrimerías de su época con Weather Report, Jaco comenzó a abusar del alcohol y de las sustancias --jamás negaba una línea de cocaína cuando alguien se la ofrecía, por supuesto--, precipitando así la caída de su estabilidad emocional de por sí frágil. No son pocas las anécdotas que sobre la falta de cordura de Jaco se cuentan, como cuando fue visto en Tokio, a mitad del tráfico, montar una motocicleta desnudo, o cuando fue sorprendido por los miembros de la banda abofeteando a su hijo sólo por haber desafinado su bajo. A esta altura de su vida, cansado de Weather Report --o ellos cansados de él--, Jaco decide formar su propia banda: Word of Mouth, pero para entonces Jaco estaba a punto de tocar fondo. En los días más oscuros de su vida nuevos, miembros de la banda iban y venían luego de renunciar ante la "actitud poco seria y profesional" del director de 30 años, quien acostumbraba dormir en los parques de Nueva York y mendigaba por las calles para poder comprar cerveza. Algunos amigos y músicos jamás lo abandonaron, trataron siempre de ayudar a Jaco: hospedándolo, prestándole dinero para comer y, en el último intento, internándolo en una clínica de rehabilitación. A partir de este momento, Jaco recobró cierto balance, decidió rehacer su vida con la ayuda del tratamiento y medicamentos antidepresivos, optó por dejar las drogas y el alcohol, practicar deportes como en su juventud y volver a su ciudad natal al lado de su madre. No obstante, recayó no habiendo pasado siquiera un año de su última crisis: volvió a dormir en parques luego de vagar sin rumbo durante días enteros y haciendo casi cualquier cosa para mantener la embriaguez.

Una noche, luego de causar disturbios en un concierto de Santana, Jaco--completamente borracho-- entró a un bar insultando a todo mundo. Un tipo llamado Luke Haven, hijo de la dueña del bar y cinta negra en karate, puso término a la borrachera de semanas de Jaco: lo golpeó sin miramientos hasta el cansancio, pues Jaco jamás opuso resistencia. Pastorius fue recibido en el hospital esa misma noche con severo daño cerebral provocado por la golpiza, el 100% de la visión perdida en un ojo y a punto de perderla en el otro. Estuvo en estado de coma durante nueve días. Murió el 21 de septiembre de 1987.

Alguien contó que, en cierta ocasión, estando borracho en un cuarto de hotel, en Boston, Pat Metheny de súbito esgrimió un rictus grave y dijo: "Jaco, hemos sido amigos por mucho tiempo; cuando me llegue la hora... ¿podrías hacerme un último favor?" A lo que Jaco replicó: "Pat, tú has sido mi amigo por años, siempre te has portado de lo mejor; pídeme lo que quieras." Metheny prosiguió ahora con un tono más formal: "Mira, en la caja de seguridad del hotel tengo la más grande botella del mejor cognac que hayas probado (de setenta y cinco años); tiene tu nombre escrito. Cuando me entierren, Jaco... ¿podrías vaciarla sobre mi tumba?" Pastorius, contagiado por la formalidad de Metheny, respondió sin dudar un instante: "Pat, sabes que para mí sería un honor cumplir con lo que me pides, pero... ¿te importaría si paso antes el cognac por mis riñones?"

Entre los bajistas que tomaron el legado de Jaco, destacan: John Patitucci, Abe Laboriel, Gary Willis, Will Lee, Jeff Berlin, Jonas Hellborg, Gerald Veasley, Percy Jones, Marcus Miller y muchos otros de la misma talla.

Te extrañamos tanto, Jaco...


-Tryno Maldonado
Finsiterre, 2000