: huelga de escritores en ee.uu.
La Jornada. Nueva York, noviembre 5. David Brooks (corresponsal). Escritores de la industria de televisión y cine guardaron sus plumas, apagaron sus computadoras y salieron a las calles de Nueva York y Los Ángeles con pancartas para manifestarse frente las empresas de producción de cine y televisión, al estallar su primera huelga en casi 20 años.
Unos 12 mil escritores representados por el Gremio de Escritores de America (Writers Guild of America, WGA) dejaron de trabajar después de la medianoche de este lunes, luego del fracaso de tres meses de negociaciones entre esa agrupación y las principales empresas del mundo del entretenimiento. La disputa gira en torno a los pagos por concepto de las ganancias cada vez mayores al comercializar programas y películas mediante nuevas tecnologías, como en formato dvd, Internet y la telefonía celular, entre otros.
El impacto de la huelga fue inmediato en los programas de entrevistas nocturnos, los talk shows, como el de David Letterman, en CBS; Jay Leno, en NBC, y el Daily Show, con Jon Stewart, obligados a transmitir repeticiones de programas anteriores –sin los escritores, no hay guiones ni chistes, clave para estas emisiones. Si continúa el paro, series de televisión, telenovelas, películas de la grande y la pequeña pantallas y más se verán afectadas.
Pero algunos programas no paecerán los efectos: los llamados reality shows, que no tienen guiones.
Frente a Rockefeller Center, en esta ciudad, decenas de escritores desfilaron, gritando consignas y mostrando sus pancartas con la demanda de un contrato colectivo justo. Sus colegas en la otra capital del mundo de la televisión y el cine, Los Ángeles, hicieron lo mismo en Hollywood, frente a una docena de estudios. La pasada huelga fue en 1988 y duró cinco meses, costando a la industria unos 500 millones de dólares.
Los huelguistas están conscientes de que no son la imagen tradicional de los trabajadores, con algunos de ellos ganando mucho más que cualquier trabajador industrial o de servicios. Sin embargo, insisten en que el tema de la avaricia de las empresas de producción de televisión y cine es el mismo que enfrenta cualquier trabajador.
“No somos trabajadores de hospital ni bomberos, sabemos eso –el mundo continuará girando. Pero creo que todos entienden el tema de la avaricia empresarial contra las necesidades de los trabajadores y sus familias”, afirmó Sarah Durken, escritora para programas de niños, en entrevista con el New York Times.
De hecho, hay grandes brechas dentro del gremio. Mientras casi 48 por ciento de sus miembros en la costa oeste están desempleados, un escritor activo puede ganar unos 200 mil dólares anuales; el autor del guión de una película importante de Hollywood puede llevarse hasta un millón de dólares, y algunos de los más famosos hasta 4 millones.
Con el contrato anterior, los seis estudios principales estaban obligados a pagar un mínimo de 106 mil dólares para un guión original de cine, mientras las cadenas principales de televisión tenían que pagar un mínimo de 21 mil dólares por un guión de televisión para una comedia de hora pico, y casi 31 mil para un drama de más de una hora.
Otro tema controversial para el sindicato es el uso creciente de escritores no agremiados. Según el gremio, en los años 80, 95 por ciento de los escritores de televisión y películas de los grandes estudios eran agremiados, pero ahora sólo lo está 55 por ciento.
Hoy, entre los huelguistas, estaban los principales guionistas de algunos de los programas más conocidos de la televisión estadunidense. Varios artistas de cine han expresado su apoyo y algunos se sumaron a las protestas para mostrar su solidaridad.
La Alianza de Productores de Películas y Televisión, entidad que representa a los estudios cinematográficos y televisivos, rehusaron aceptar concesiones de último momento, en una disputa que tiene que ver más con el futuro que con el presente, ya que se trata de negociar cómo distribuir las ganancias actuales y potenciales del aún novedoso mundo cibernético y digital en el ámbito del entretenimiento.