: yo tampoco soy antoni casas ros





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Yo tampoco soy Antoni Casas Ros. ¿Cómo puedo probarlo? Nací en el 77, no en el 72. Soy mexicano sin ascendencia ni catalana ni francesa, como Casas Ros. Jamás he vivido en París, ni en Barcelona, ni en Roma, y mi uso del francés es apenas solvente para no morir de hambre o pedir direcciones en la calle. ¡Ni hablar de escribir una novela entera en francés! Pero, sobre todo: no soy Vila-Matas (que a su vez asegura tampoco ser Casas Ros). Tengo la coartada perfecta.

Este año el mundo editorial español y el francés fueron sacudidos por el fenómeno Casas Ros y su novela debut El teorema de Almodóvar. Pero ¿quién carajos es el franco-catalán Antoni Casas Ros? Nadie lo sabe. Supuestamente hay sólo tres personas que conocen su identidad: su agenta, su editora española, Elena Ramírez (de quien no pongo en duda su seriedad), y Richard Mollet (editor de Gallimard, ni más ni menos). A la manera del mítico Thomas Pynchon pero con bastante más de mercadotecnia y menos literatura, pero, eso sí, fuertes inyecciones de misterio (uuhhhhhh…), su editores han creando una leyenda biográfica que pisa más o menos los lugares comunes del "artista-fantasma-de-la-ópera”. Los boletines de prensa dicen que el tal Casas Ros habría nacido en 1972, un talento nato para las matemáticas que a la edad de 20 años sufrió un terrible accidente automovilístico al darse de frente con su coche contra un venado en la carretera luego de una tremenda francachela (de ahí la foto híbrida de hombre con ciervo que cirula en Internet). En el accidente –ohhh, destino cruel…— Casas Ros perdió a su mujer y quedó desfigurado. Desde entonces su adquirida condición de monstruo lo ha exiliado por decisión propia a su castillo romano, desde donde se dedica a nada más que leer, a contemplar el mundo por una ventana, y desde donde únicamente se comunica por mail y blog (casasros.blogspot.com) con el exterior.

El teatro completo parece un chiste gastadísimo del medio editorial que tiene para nosotros como referente más cercano el enorme fiasco de Los misterios de la ópera en México (de un tal Emmanuel Matta, Plaza & Janés, 2006), donde se rumoreaba que el autor detrás del misterioso escritor sin identidad no era otro que Carlos Fuentes. En el caso de Casas Ros, parecería todo un chiste de no ser porque la novelita aparenta ser de buena cepa. En tono autobiográfico (que lo vuelve de doble capa discursiva considerando que el propio autor es ficticio), el narrador es un matemático de rostro desfigurado que escribe desde las tinieblas, obsesionado con la imagen de Pedro Almodóvar y con la física newtoniana. La única compañía del protagonista es (muy almodovarescamente, faltaba más) Lisa, un transexual de quien vive enamorado y en quien encuentra un nivel de amor más puro que el heterosexual (¿alguien se acuerda del tremendo transexual Vicky Vaporub de París no se acaba nunca de Vila-Matas?). Mientras tanto, el propio Almodóvar dentro de la novela prepara una película basada en su historia. "Un cuerpo transexual expresa la magia de lo andrógino y permite comprobar hasta qué punto nuestras tendencias sexuales son más amplias y más misteriosas que lo que nuestra alma quiere hacernos creer. Hay algo de mítico, la sensación de volver a la creación del mundo, de explorar una especie de salvajismo refinado, y ese ser, que sobrepasa lo que tenemos de civilizados, nos obliga a explorar sentimientos extremos", dice Casas Ros.

Las lecturas de Casas Ros son muy similares a las del señor Vila-Matas (Murakami, Fresán, Cortázar, Bolaño, Calders, etc.) lo que causó tal nivel de sospecha que el propio Vila-Matas tuvo que salir a desmentir la autoría de El teorema de Almodóvar en su columna de El País, que a su vez, lo volvió doblemente sospechoso al final del día. "No, no soy Casas Ros. Si queda alguien por ahí que todavía lo sospecha, será mejor que vaya descartando la idea", afirma Vila-Matas. Otros de los autores que se “sospecha” están detrás de este Tom Cruise vanilla-sky de las letras son: Eduardo Mendoza y Sergie Pamiès. Mientras se sabe si son peras o manzanas, el libro se ha convertido en un best-seller en Francia y ahora en España.