: el escritor joven con mayor influencia





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Jon Favreau, autor de los discursos de Barack Omaba.



No es un secreto que mientras nosotros vamos aprendiendo bien que mal el oficio con los medios que podemos, en EEUU, por su parte, esta “generación” de escritores ya puede considerarse madura desde hace rato, pues sus integrantes hace tiempo que entregaron al menos un libro solvente y más o menos significativo dentro de su tradición: Dave Eggers (1970), Nicole Krauss (1974), Jonathan Safran Foer (1977), Benjamin Kunkel (1977), Judy Budnitz (1973), Daniel Alarcón (1977), etc. Jon Favreau (1981) –de quien me habló Pablo Raphael— es un escritor de ascendencia franco-canadiense que pertenece a esa misma generación de escritores estadounidenses. Pero a diferencia de sus pares norteamericanos y dedicado a otro género —los discursos—, muy probablemente Favreau, de apenas 27 años, se convertirá –si no es que ya lo es— en el escritor joven con mayor influencia en el mundo durante los próximos años. Vean por qué.



Jon Favreau deja de correr y piensa en lo que sabe que no debería pensar: mañana se van a dar cita en el Lincoln Memorial millones de personas para oír el discurso de Barack Obama, un discurso que durará 20 minutos y en el que este hombre de 27 años ha trabajado más de dos meses.

Semanas antes de las vacaciones de Navidad, Obama y su consejero David Axelrod se reunieron en Chicago con Favreau para darle las directrices de lo que tenía que ser el discurso. Le silbaron la música a sabiendas de que Favreau le pondría la mejor letra. Favreau estudió los discursos inaugurales de otros presidentes, se reunió con Peggy Noonan, redactora de los discursos de Ronald Reagan, encargó a un miembro de su equipo que estudiase las alocuciones presidenciales en tiempos de crisis y a otro que entrevistase a varios historiadores.

Bill Burton, portavoz de Obama, le dijo: "Tío, ¿te das cuenta de que lo que estás escribiendo lo colgará la gente en carteles en sus habitaciones?". Pero si pensaba eso, Favreau se paralizaba. Si pensaba que desde el 20 de enero pasaría a ser el escritor de discursos más joven que haya trabajado nunca en la Casa Blanca y que sus palabras pueden ser algún día grabadas en mármol, no avanzaba.

Favreau prefiere seguir siendo Favs, el chaval que se lleva el ordenador portátil a las cafeterías Starbucks, escribe desde allí mientras se comunica con sus amigos en la página de Internet Facebook, el tipo que se ha comprado un apartamento de una habitación en Washington y lo tiene amueblado apenas con un colchón hinchable, el escritor que durante la campaña electoral declaraba que no tenía novia y que mucha gente, cuando le preguntaba a qué se dedicaba, no creía que fuese el escritor de Obama.

A Favreau también le han criticado a veces la supuesta vacuidad y excesiva belleza de sus discursos. "Mi rival da discursos. Yo ofrezco soluciones", solía decir Hillary Clinton cuando competía con Obama en las primarias. Pero la oratoria de Obama la fue arrollando. Tras ganar las presidenciales, un amigo de Favs expuso durante dos horas en Facebook una foto en la que se le veía muy sonriente en una fiesta mientras le cogía el pecho a una figura de cartón de Hillary Clinton. La foto saltó de Facebook al resto de la Red y de ahí a la prensa. Aparentemente, la broma no causó demasiada molestia a la próxima secretaria de Estado del país

A mediados de diciembre The Washington Post llevó a su portada a Favreau y apenas sí mencionaba ya el caso Hillary. El gran tema era el primer discurso del primer presidente negro. Favreau hablaba del miedo escénico que le paraliza cuando pasa ante la estatua de Lincoln y de su compenetración con Obama, quien ha declarado en diversas ocasiones que Favreau, más que un escritor, parece "un lector de mentes". Favs también contaba que hasta hace unos meses compartía piso con seis amigos, apenas se afeitaba, nunca cocinaba y solía quedarse hasta el amanecer jugando a un videojuego.