: generación inexistente,
un-dos-tres por mí y por todos mis amigos




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Apareció en España el libro Tendencias de las narrativa mexicana actual (Bonilla Artigas, 2009), que incluye un amplio ensayo de José Carlos González Boixo que pretende abarcar desde la narrativa publicada a partir de 1968 hasta la fecha, y que hace especial hincapié en la que refiere como "generación inexistente". Le eché un ojo al fragmento que está en Google Books, pero desafortunadamente no he podido leer el documento completo.

El apartado de González Boixo está dedicado a lo que Jaime Mesa se avino en llamar Generación Inexistente. O sea, nosotros, según sé: las y los que escribimos narrativa, que somos mexicanos, que rondamos la treintena y que de vez en cuando bebemos juntos. El extenso capítulo, según su autor, reconoce abrevar básicamente en lo que él considera cuatro "manifiestos" de nuestra "generación": el de Rafa Lemus (1977) aparecido en Quimera ["Aquí, ahora: cuatro notas sobre la nueva novela mexicana"], el de Geney Beltrán (1977) ["Historias para un país inexistente"], el ya citado de Jaime Mesa (1977) ["Generación inexistente"] y mi prólogo en Grandes Hits. Todos autores nacidos en 1977 y textos publicados coincidentemente en fechas cercanas. (Aunque no lo dice más que de paso, también toma como referente el que considero el mejor texto sobre nuestra "generación" hasta la fecha: "Relevos después del neoliberalismo" de Pablo Raphael.)

El estudio de Juan Carlos González Boixo da una reducción, una repasadita por encima a un grupo de narradoras y narradores mexicanos en la que nos incluye a mí y a mis compas; considera, por ejemplo, que esta generación inicia de hecho con Fabrizio Mejía Madrid (1968) y con Álvaro Enrigue (1969), cerrándose cronológicamente en autores que nacimos en 1977, como Mesa, Lemus, Montagner o su servilleta. No comparto mucho la idea de Boixo, por ejemplo, de que toda esta generación esté dando la espalda a México (temática o fácticamente) o que tengamos claros afanes de hibridación cultural o "mundializantes", que cultivemos valores del neoliberalismo como el individualismo. O, bueno, al menos no me gusta pensarlo así. Boixo afirma que la coincidencia cronológica de nosotros como grupo de narradores mexicanos no es suficiente para aseverar que formamos una generación literaria, claro, pero que pese a nuestra propia renuencia por ser agrupados, sí, según él, que siempre sí conformamos una generación con "temas y actitudes comunes" (no dice cuáles) y con un proyecto literario trasversal (tampoco dice cuál), pero que reconoce también que es temprano para descifrarlo. Otras de las características que nos endilga es el "no tema mexicano", el evadir elaborar novelas ambiciosas sobre México (eso de lo que Mesa se lamenta en su texto al echar de menos nuestra versión generacional de La región más transparente, que Fuentes ya había escrito a nuestra edad) y el que nos suscribamos con ello a "la comprobación de la quiebra de la sociedad mexicana actual". Um, no sé. La duda que me queda es si González Boixo realmente nos leyó o sólo leyó los ensayos de Rafa, Jaime, Geney y el mío para ahorrarse el endilgoso trámite. ¿Será? Bueno, mejor léanlo ustedes y ya dirán.