G3: tres héroes de la guitarra
G1: Joe Satriani
Joe Satriani (Westbury, NY, 1956) fue conocido aun antes de sus inicios por ser uno de los más reputados maestros de guitarra del país, a pesar de haber sido autodidacta. Entre su lista de alumnos destacan Kirk Hammett (Metallica), Alex Skolnick (Testament), Larry LaLonde (Primus), Charlie Hunter y, entre otros, el propio Steve Vai, que tenía que juntar sus ahorros con los de un compañero de clases para poder costear las lecciones semanales. Sería precisamente su buen amigo Vai quien, al ser descubierto por David Lee Roth en 1986, recomendó a Satriani como articulista en varias publicaciones nacionales dedicadas a la guitarra. Así, fue contratado por Relativity Records para grabar su primer álbum: Not of this earth, con el que causó sensación por la frescura y fluidez de su fraseo, además de su característico y enorme sentido melódico.
Conocido también como "Satch", Satriani volvió al estudio de grabación en 1987 para crear uno de los mejores álbumes de rock de todos los tiempos: Surfing with the alien, con el legendario Silver Surfer de la Marvel Comics en la tapa. De este disco destacan piezas como Ice 9 --inspirada en las Ice-9 Ballads de Kurt Vonnegut--, el Satch Boggie --quizá el himno de Satriani--, Surfing with the alien, Always with me, always with you, Crushing day y Circles, donde Satriani se descara con un legatto limpio, fluido y vertiginoso a lo largo de todo el diapasón, además de la hermosa e intrincada pieza Midnight, compuesta para dos melodías en two handed tapping.
Luego del éxito de Surfing with the alien, Satriani fue llamado por Mick Jagger para ser su guitarrista principal en una gira mundial, repitiendo la invitación posteriormente por parte de Alice Cooper y Deep Purple. De ahí en delante, Satch ha llevado por constante la calidad y la búsqueda de nuevas formas expresivas en su guitarra. Grabaciones como The extremist, Flying in a blue dream, Joe Satriani o Crystal planet son excelentes muestras de ello.
Consagrado en los noventas como uno de los gurús de la guitarra de rock de todos los tiempos, el esfuerzo de Joe Satriani por montar una serie de conciertos con otros dos de los guitarristas más emblemáticos de la escena, redundó al fin en 1997 en la gira que ha dado la vuelta a una parte del globo y que es conocida como G3. Aunque los otros dos integrantes originales del G3 fueron Steve Vai y Eric Johnson, esta gira, comandada siempre por Satriani, ha contado en su alineación con nombres de guitarristas de estilos tan disímiles como el mismo Adrian Legg, Robert Fripp, John Petrucci, Al DiMeola, Steve Morse o el por entonces novel Kenny Wayne Shepherd, además de incluir a músicos excepcionales como Billy Sheehan, Mike Keneally, Mike Portnoy o Stuart Hamm.
La noticia dada a conocer a finales de este año acerca de la nueva alineación del G3, ha sorprendido a los fanáticos del rock por ser la que se puede considerar un auténtico dream team de la guitarra eléctrica y la que muchos esperaban hace años: Joe Satriani, Steve Vai, Yngwie Malmsteen. El G3 comienza en estos momentos una gira por los EEUU. El video promocional ya está circulando en Internet, con la esperanza bastante sólida de que los tres dioses de la guitarra arriben a nuestro país por primera vez juntos en un futuro no muy lejano, dada la cantidad de seguidores con la que aquí cuentan.
G2: Yngwie Malmsteen
Yngwie J. Malmsteen (Estocolmo, 1963) fue un talento precoz y rebelde que desde los diez años mostró inquietudes musicales, lo que lo llevó muy temprano a desertar de la escuela para dedicarse el día completo a su vieja guitarra Stratocaster, que compró con su primer sueldo como ayudante en un taller de laudería y reparación de instrumentos, luego de ver en televisión cómo Jimi Hendrix incendiaba la suya. Alejado de la vida musical académica, su única guía en el vasto universo de la música fue su hermana mayor Lolo, flautista, de quien recibió sus primeras influencias: Jethro Tull, Genesis y ABBA, mezcladas indistintamente con Bach y Haydn. A la edad de quince, el joven Yngwie había absorbido el estilo de Paganini, trasladándolo del violín a la guitarra eléctrica, además de haber aprendido por cuenta propia las bases de la armonía tradicional y los rudimentos en composición y orquestación. No fue sino hasta tres años después que, al lado de varios amigos, grabó un demo que recorrió todas las compañías disqueras de Suecia sin mayores consecuencias. Desesperado, Yngwie optó por enviarlo a la legendaria revista norteamericana Guitar Player, donde llamó poderosamente la atención de Mike Varney, descubridor también de Jennifer Batten (guitarrista de Michael Jackson) y Paul Gilbert (ex Racer-X y Mr. Big), entre otros. Fue ahí, en la compañía de Varney --Shrapnel Music-- donde Yngwie grabó por primera vez, al lado del grupo Steeler.
Por esas fechas, sin alcanzar aún los veinte años, el estilo de Malmsteen estaba perfectamente definido. El uso de la escala armónica menor, menor natural, frigia y otros modos igualmente oscuros, aunados a sus vertiginosas progresiones de arpegios sobre estructuras armónicas del período clásico y rítmicas de speed metal y heavy metal, se convirtieron rápidamente en la marca del jovensísimo guitarrista sueco sobre el que todos voltearon la mirada. Poco después, Yngwie fue invitado a tocar en Alcatrazz, período en donde nació la famosa pieza Hiroshima, mon amour.
Pero el éxito para Malmsteen no llegaría sino hasta 1983, cuando debutó como solista con el álbum Rising Force, sin duda su obra más grande, la biblia de un estilo que muchos se han empeñado en imitar y que se conoce como "rock neoclásico", por las características ya mencionadas. Innumerables bandas comenzaron a copiar el sonido de Malmsteen desde entonces con menor suerte; lo cierto es nadie ha logrado igualar su sello personal .
G3: Steve Vai
Ocho años fue el período que le tomó a Steve Vai (Long Island, 1960) elaborar su obra más elogiada por la crítica: Passion and warfare. Bien podría considerarse ésta como una joya del estudio de grabación por su complejidad, por el derroche de arreglos y por la enorme cantidad de pistas en cada pieza: un rompecabezas de mil partes milimétricas en perfecta sincronía. Sin embargo, sería más adecuado referirse a este álbum simplemente como un disco perfecto de rock instrumental.
Steve Vai inició su carrera a la edad de dieciocho años, al tiempo que estudiaba en el Berklee College of Music (donde hace tres años recibió un doctorado honoris causa), tocando al lado del maestro Frank Zappa --quien, a la larga, dejaría huella patente en el estilo de Vai, sobre todo en el cariz desenfadado y cómico de su primer álbum: Flex-able--, transcribiendo nota a nota cada una de sus canciones a petición del propio Zappa, cosa que se antoja una auténtica proeza aún para los músicos más avezados. Más tarde, en 1986, fue invitado a suplir a Eddie Van Halen en las grabaciones y giras de David Lee Roth; después fue llamado para formar parte de Alcatrazz (tras la salida de Yngwie Malmsteen), así como en White Snake, además de gran número de apariciones especiales en diversos proyectos y musicalización. Obviamente, un álbum como Passion and warfare no pudo concebirse de la noche a la mañana; Vai fue fraguándolo poco a poco, habiendo iniciado el proceso antes de ser guitarrista de David Lee Roth.
La primera impresión al escuchar las excéntricas guitarras de Vai (extravagantes tanto visual como acústicamente) deja la misma sensación que el recibir un súbito golpe sin saber de donde provino. Vai no ofrece en su estilo las contagiosas melodías de Joe Satriani ni el fraseo seudo "neo-bachiano" de Malmsteen y sus típicas armonías; Vai ofrece su estilo propio, que bien podría ajustar dentro de la categoría de shreder o deslumbrantemente técnico. Sin embargo, más que resaltar su refinada técnica y amplio arsenal musical, Steve Vai busca la mejor manera de expresarse y encausar su espiritualidad --a la que tanto hace referencia-- ya que, antes que un guitarrista virtuoso, Vai es un músico completo.
Passion and warfare, así como toda la obra de Vai, carece de inhibiciones musicales e imita una buena parte del matiz de sentimientos y reacciones humanas en cada pieza: felicidad (reflejada en Answers); ira (en Greasy kid’s stuff); lujuria (en The animal); fe (For the love of god); angustia (Blue powder).
"Quise lograr un estado musical totalmente honesto y extremadamente personal [...] Elaboré un disco en el que intenté plasmar mis más profundos sentimientos: un plano de mi personalidad [...] Supongo que en la vida de cada persona hay un concepto de inspiración en donde todas las piezas del karma se unen para producir algo equivalente a la piedra angular de su conciencia creativa". Esto es Passion and Warfare para Steve Vai.
Para los fanáticos del rock inteligente, fino y novedoso, esta nueva y poderosa alineación del G3 resultará una gira de culto. Los admiradores del estilo de Frank Zappa, Van Halen o Jimi Hendrix, encontrarán en este trío una enorme brisa de aire fresco. Aun los no iniciados en este tipo de música, quedarán cautivados por la entrega y energía que en cada concierto, como hace veinte años, Vai, Satriani y Malmsteen --con todo y la nueva barriga de este último-- continúan derrochando en el escenario.
G1: Joe Satriani
Joe Satriani (Westbury, NY, 1956) fue conocido aun antes de sus inicios por ser uno de los más reputados maestros de guitarra del país, a pesar de haber sido autodidacta. Entre su lista de alumnos destacan Kirk Hammett (Metallica), Alex Skolnick (Testament), Larry LaLonde (Primus), Charlie Hunter y, entre otros, el propio Steve Vai, que tenía que juntar sus ahorros con los de un compañero de clases para poder costear las lecciones semanales. Sería precisamente su buen amigo Vai quien, al ser descubierto por David Lee Roth en 1986, recomendó a Satriani como articulista en varias publicaciones nacionales dedicadas a la guitarra. Así, fue contratado por Relativity Records para grabar su primer álbum: Not of this earth, con el que causó sensación por la frescura y fluidez de su fraseo, además de su característico y enorme sentido melódico.
Conocido también como "Satch", Satriani volvió al estudio de grabación en 1987 para crear uno de los mejores álbumes de rock de todos los tiempos: Surfing with the alien, con el legendario Silver Surfer de la Marvel Comics en la tapa. De este disco destacan piezas como Ice 9 --inspirada en las Ice-9 Ballads de Kurt Vonnegut--, el Satch Boggie --quizá el himno de Satriani--, Surfing with the alien, Always with me, always with you, Crushing day y Circles, donde Satriani se descara con un legatto limpio, fluido y vertiginoso a lo largo de todo el diapasón, además de la hermosa e intrincada pieza Midnight, compuesta para dos melodías en two handed tapping.
Luego del éxito de Surfing with the alien, Satriani fue llamado por Mick Jagger para ser su guitarrista principal en una gira mundial, repitiendo la invitación posteriormente por parte de Alice Cooper y Deep Purple. De ahí en delante, Satch ha llevado por constante la calidad y la búsqueda de nuevas formas expresivas en su guitarra. Grabaciones como The extremist, Flying in a blue dream, Joe Satriani o Crystal planet son excelentes muestras de ello.
Consagrado en los noventas como uno de los gurús de la guitarra de rock de todos los tiempos, el esfuerzo de Joe Satriani por montar una serie de conciertos con otros dos de los guitarristas más emblemáticos de la escena, redundó al fin en 1997 en la gira que ha dado la vuelta a una parte del globo y que es conocida como G3. Aunque los otros dos integrantes originales del G3 fueron Steve Vai y Eric Johnson, esta gira, comandada siempre por Satriani, ha contado en su alineación con nombres de guitarristas de estilos tan disímiles como el mismo Adrian Legg, Robert Fripp, John Petrucci, Al DiMeola, Steve Morse o el por entonces novel Kenny Wayne Shepherd, además de incluir a músicos excepcionales como Billy Sheehan, Mike Keneally, Mike Portnoy o Stuart Hamm.
La noticia dada a conocer a finales de este año acerca de la nueva alineación del G3, ha sorprendido a los fanáticos del rock por ser la que se puede considerar un auténtico dream team de la guitarra eléctrica y la que muchos esperaban hace años: Joe Satriani, Steve Vai, Yngwie Malmsteen. El G3 comienza en estos momentos una gira por los EEUU. El video promocional ya está circulando en Internet, con la esperanza bastante sólida de que los tres dioses de la guitarra arriben a nuestro país por primera vez juntos en un futuro no muy lejano, dada la cantidad de seguidores con la que aquí cuentan.
G2: Yngwie Malmsteen
Yngwie J. Malmsteen (Estocolmo, 1963) fue un talento precoz y rebelde que desde los diez años mostró inquietudes musicales, lo que lo llevó muy temprano a desertar de la escuela para dedicarse el día completo a su vieja guitarra Stratocaster, que compró con su primer sueldo como ayudante en un taller de laudería y reparación de instrumentos, luego de ver en televisión cómo Jimi Hendrix incendiaba la suya. Alejado de la vida musical académica, su única guía en el vasto universo de la música fue su hermana mayor Lolo, flautista, de quien recibió sus primeras influencias: Jethro Tull, Genesis y ABBA, mezcladas indistintamente con Bach y Haydn. A la edad de quince, el joven Yngwie había absorbido el estilo de Paganini, trasladándolo del violín a la guitarra eléctrica, además de haber aprendido por cuenta propia las bases de la armonía tradicional y los rudimentos en composición y orquestación. No fue sino hasta tres años después que, al lado de varios amigos, grabó un demo que recorrió todas las compañías disqueras de Suecia sin mayores consecuencias. Desesperado, Yngwie optó por enviarlo a la legendaria revista norteamericana Guitar Player, donde llamó poderosamente la atención de Mike Varney, descubridor también de Jennifer Batten (guitarrista de Michael Jackson) y Paul Gilbert (ex Racer-X y Mr. Big), entre otros. Fue ahí, en la compañía de Varney --Shrapnel Music-- donde Yngwie grabó por primera vez, al lado del grupo Steeler.
Por esas fechas, sin alcanzar aún los veinte años, el estilo de Malmsteen estaba perfectamente definido. El uso de la escala armónica menor, menor natural, frigia y otros modos igualmente oscuros, aunados a sus vertiginosas progresiones de arpegios sobre estructuras armónicas del período clásico y rítmicas de speed metal y heavy metal, se convirtieron rápidamente en la marca del jovensísimo guitarrista sueco sobre el que todos voltearon la mirada. Poco después, Yngwie fue invitado a tocar en Alcatrazz, período en donde nació la famosa pieza Hiroshima, mon amour.
Pero el éxito para Malmsteen no llegaría sino hasta 1983, cuando debutó como solista con el álbum Rising Force, sin duda su obra más grande, la biblia de un estilo que muchos se han empeñado en imitar y que se conoce como "rock neoclásico", por las características ya mencionadas. Innumerables bandas comenzaron a copiar el sonido de Malmsteen desde entonces con menor suerte; lo cierto es nadie ha logrado igualar su sello personal .
G3: Steve Vai
Ocho años fue el período que le tomó a Steve Vai (Long Island, 1960) elaborar su obra más elogiada por la crítica: Passion and warfare. Bien podría considerarse ésta como una joya del estudio de grabación por su complejidad, por el derroche de arreglos y por la enorme cantidad de pistas en cada pieza: un rompecabezas de mil partes milimétricas en perfecta sincronía. Sin embargo, sería más adecuado referirse a este álbum simplemente como un disco perfecto de rock instrumental.
Steve Vai inició su carrera a la edad de dieciocho años, al tiempo que estudiaba en el Berklee College of Music (donde hace tres años recibió un doctorado honoris causa), tocando al lado del maestro Frank Zappa --quien, a la larga, dejaría huella patente en el estilo de Vai, sobre todo en el cariz desenfadado y cómico de su primer álbum: Flex-able--, transcribiendo nota a nota cada una de sus canciones a petición del propio Zappa, cosa que se antoja una auténtica proeza aún para los músicos más avezados. Más tarde, en 1986, fue invitado a suplir a Eddie Van Halen en las grabaciones y giras de David Lee Roth; después fue llamado para formar parte de Alcatrazz (tras la salida de Yngwie Malmsteen), así como en White Snake, además de gran número de apariciones especiales en diversos proyectos y musicalización. Obviamente, un álbum como Passion and warfare no pudo concebirse de la noche a la mañana; Vai fue fraguándolo poco a poco, habiendo iniciado el proceso antes de ser guitarrista de David Lee Roth.
La primera impresión al escuchar las excéntricas guitarras de Vai (extravagantes tanto visual como acústicamente) deja la misma sensación que el recibir un súbito golpe sin saber de donde provino. Vai no ofrece en su estilo las contagiosas melodías de Joe Satriani ni el fraseo seudo "neo-bachiano" de Malmsteen y sus típicas armonías; Vai ofrece su estilo propio, que bien podría ajustar dentro de la categoría de shreder o deslumbrantemente técnico. Sin embargo, más que resaltar su refinada técnica y amplio arsenal musical, Steve Vai busca la mejor manera de expresarse y encausar su espiritualidad --a la que tanto hace referencia-- ya que, antes que un guitarrista virtuoso, Vai es un músico completo.
Passion and warfare, así como toda la obra de Vai, carece de inhibiciones musicales e imita una buena parte del matiz de sentimientos y reacciones humanas en cada pieza: felicidad (reflejada en Answers); ira (en Greasy kid’s stuff); lujuria (en The animal); fe (For the love of god); angustia (Blue powder).
"Quise lograr un estado musical totalmente honesto y extremadamente personal [...] Elaboré un disco en el que intenté plasmar mis más profundos sentimientos: un plano de mi personalidad [...] Supongo que en la vida de cada persona hay un concepto de inspiración en donde todas las piezas del karma se unen para producir algo equivalente a la piedra angular de su conciencia creativa". Esto es Passion and Warfare para Steve Vai.
Para los fanáticos del rock inteligente, fino y novedoso, esta nueva y poderosa alineación del G3 resultará una gira de culto. Los admiradores del estilo de Frank Zappa, Van Halen o Jimi Hendrix, encontrarán en este trío una enorme brisa de aire fresco. Aun los no iniciados en este tipo de música, quedarán cautivados por la entrega y energía que en cada concierto, como hace veinte años, Vai, Satriani y Malmsteen --con todo y la nueva barriga de este último-- continúan derrochando en el escenario.