Moleskine: Barcelona-Milano-Firenze


Tryno y Gonzalo, Barcelona, 2004

13. De las cosas que màs recuerdo de la Plaza Real es la imagen de un gringo que se tomò solo una botella entera de absenta. Esa misma noche me encuentro con un venezolano. Es fotògrafo. Le doy la peor noticia de los ùltimos dìas: Cartier-Bresson ha muerto. Me recomienda un lugar de jazz en la misma plaza: el Jamboree. Abriò una banda de jazz tradicional, medio aburridona. Pero luego vino lo bueno: un grupo de chavos tocando fusiòn, con un DJ y un negro cantando hip-hop, ademàs de otra cantante. La mejor jam session que he visto en mi vida. Poderosa, intensa. La gente estaba metida con la banda. El trompetista era particularmente bueno. En el segundo piso del lugar la bartender es mexicana: me invita toda la noche. Ella gana 200€ por noche. Creo que me equivoquè de trabajo.

14. Preparo mi mochila para partir: 15 kilos. Paso la tarde con Gonzalo Garcès, un tipazo, de lo màs sencillo (pese a ser porteno, como èel mismo lo reconoce) y bastante simpàtico. Una Guinness. Plàtica sobre las ciudades, los proyectos. Visitamos una librerìa en Passeig de Gràcia. Me recomienda un libro: "Comedia nupcial", de Rafael Gumucis, de Chile (1970). Nos despedimos. Corro a la estaciòn de trenes (literalmente). Comparto camarote con un senor japonès que no habla una palabra de espanol ni de inglès. Mr. Takeshi resulta tener el sueno pesado y unos ronquidos salvajes. En el pasillo una pareja de ecuatorianos se pelean toda la noche. Voy al restaurant del tren. Escucho Garbage y al final me quedo dormido.

15. Milàn no es una ciudad tan fashion como pudiera pensarse. Mucho màs a la moda Barcelona. Lo que sì es que la gente va siempre muy elegante. Paseo por el Doumo, el castillo, dos o tres cosas màs. Cansadìsimo. En estos dìas hay pocos momentos tan llenos de placer como comer y dormir. Como una rebanada de pizza Diàvola. Luego vuelvo a la estaciòn. Por la noche llego a Firenze. El hostal queda lejìsimos de la ciudad. Ya no puedo andar màs con las mochilas a cuestas. A estas alturas la piel de mis Camper y la piel de mis pies son una sola. Descanso en el hostal. Un alemàn viene desde Dresden en moticicleta. Dos ecuatorianos llevan el mismo itinerario que yo, pero en sentido contrario. A uno de ellos lo asaltaron en Roma: pusieron algo en su cerveza y perdiò el conocimiento. Hay un argentino judìo de Israel tambièn y varios espanoles. Buen ambiente y buenas plàticas en el hostal. Firenze es una ciudad hermosa y acogedora.