: borges, precursor del spanglish



Tuve ocasión de asistir al primer Encuentro de Escritores Jóvenes del Norte, realizado en Monterrey hace unas semanas. No dudé en aceptar la invitación dados los tópicos a tratar en este foro: spanglish, violencia, narcotráfico y frontera en la literatura de la generación emergente de escritores y escritoras de este país (a la que yo mismo, “escritor joven del norte”, y mi obra, pertenecemos).

Aproveché la ocasión para dar a la luz los primeros resultados de una investigación que he estado realizando hace algunos años como parte de un ambicioso proyecto ensayístico, pues venían muy ad hoc y serán publicados este mismo año por el Fondo Editorial Tierra Adentro. Dicha investigación, llevada a cabo en buena parte con la generosa subvención de CONCULTA a través del CECUT (Centro Cultural de Tijuana), la he realizado de manera itinerante entre Tijuana, Zacatecas, DF y Buenos Aires, y sólo gracias a la ayuda de las/los poetas Paco Alcaraz, Mariana Martínez, Paty Blake y Amaranta Caballero.

La tesis principal, y el bastión de mis argumentos, radica en un suceso capital pero poco conocido y documentado por los biógrafos de Jorge Luis Borges: Borges estuvo en Tijuana cuando contaba con alrededor de 21 años, en su paso con su familia hacia Estados Unidos. De este viaje iniciático se renovó su ferviente anglofilia, iniciada por la consabida empatía con su abuela inglesa. Los resultados de haber estado expuesto una temporada al rico crisol que es esta fracción fronteriza de nuestro país (Tijuana: hybrid happening) no tardaron en manifestarse en la poesía del jovencísimo Borges.

Aquí ofrezco un breve adelanto de lo que será mi libro sobre el tema. Lo que leerán es un poema que Borges escribió a la edad de 23, dentro de su poemario novel Fervor de Buenos Aires (1922), pero que finalmente decidió eliminar por no considerarlo suficientemente maduro. Cuando Alianza Editorial se dio a la tarea de formar la Biblioteca Borges en los años ochentas (ver la Antología Poética Personal), el poeta argentino optó por reincorporar estas líneas, no sin antes haberlas reescrito y corregido (eliminando todo resabio del inglés). Para la fortuna de los fanáticos de Borges, existe aún en los anales de la Biblioteca Nacional de Argentina, el manuscrito original con la apretada y fea caligrafía del escritor porteño (de la que yo poseo apenas una borrosa fotocopia). La sorpresa, sin embargo, para sus asiduos lectores, será enorme cuando comprueben el lenguaje mestizo del que echó mano: ni más ni menos que lo que ahora conocemos como spanglish. En efecto, el sensible e impresionable muchacho argentino se nutrió del caló de la gente de la frontera de México con EEUU. No nos asombre que muchos de nuestros escritores contemporáneos estén utilizando de manera tan diestra esta herramienta fruto de un viejo y paulatino mestizaje: el spanglish. Celebremos con ellos y con Borges la vitalidad, la renovación constante y la riqueza de nuestro idioma, el bendito castellano.


Líneas que pude haber escrito y perdido around 1922

Quiet battles del ocaso
in arrabales últimos,
always antiguas derrotas de una guerra in the sky,
albas ruinosas que nos llegan
desde el fondo desierto del space
como desde el fondo del time,
black gardens de la lluvia,
a sphinx from a book
que yo tenía miedo de openear
y cuya image vuelve en los sueños
la corrupción y el eco that we’ll be,
the moon over the mármol,
árboles que se elevan and perduran
just like calm divinities,
la mutua night y la esperada evening,
Walt Whitman, cuyo nombre es el universe,
la brave sworda de un rey
en el silent lecho de un river,
the saxons, los arabians and los godos
que, sin saberlo, they engendered me,
so... ¿am I those things y las otras
or son secret keys y hard álgebras
de lo que no sabremos nunca?
J.L.B.