: reality shows y suicidios

Najai Turpin con su hija antes de suicidarse


Como parte de la fiebre de los reality shows que hace casi una década invadió los televisores de todo el mundo, en febrero de este año se estrenó en Estados Unidos The Contender. Producido por Silvester Stallone, conducido por él mismo y por el seis veces campeón del mundo Sugar Ray Leonard, The Contender es un reality de boxeadores, categoría peso medio. Los dieciséis concursantes (varios de origen mexicano) son boxeadores profesionales, todos con records ganadores y todos, obviamente, sacados de la pobreza más abstrusa y muchos con familias numerosas que dependen económicamente de ellos. En México el programa de televisión fue estrenado hasta hace muy poco por TV Azteca. El retraso se debió a problemas legales, pues resulta que uno de los contendientes se suicidó poco antes de ser estrenada la serie. Najai Turpin, boxeador de 23 años y de ascendencia afroamericana, cometió suicidio luego de perder su pelea contra el mexicano Sergio Mora, quedar automáticamente expulsado del reality y con ello perder la oportunidad de pelear en la final por un millón de dólares. Las escenas del capítulo son de verdad estremecedoras: a pesar de haber realizado una pelea excelente y de haberlo entregado todo sobre el cuadrilátero, Turpin, mucho más bajo de estatura que su rival, pierde por decisión unánime, se va a los vestidores, donde lo espera su esposa y su hija de un par de años, con las que rompe en llanto, hecho pedazos. Turpin creció en uno de los barrios más pobres de su ciudad natal. Se hacía cargo desde los 18 años de toda su familia tras la muerte de su madre. Salía todas las madrugadas a trabajar en el trasporte público. Entrenaba por las tardes y toda la noche trabajaba en un restaurante limpiando camarones (que él jamás en su vida pudo costear, desde luego). La típica historia del boxeador que sale del arrabal y que se parte el alma en el ring con la ingenua esperanza de darle una vida de millonarios a su familia, les pintó muy bien a los productores de The Contender para lucrar con ella. Lo que no esperaban era que pocos días después de su derrota en el cuadrilátero, el joven Tupin tomara una pistola y se volara la tapa de los sesos enfrente de su esposa.

Contrario a lo que pudiera pensarse (y contrario a lo que se lee en la entrada de la Wikipedia), los suicidios entre participantes de reality shows son bastante comunes. Simplemente en lo que va del 2005 se han registrado ya tres suicidios como el de Tupin, deslumbrados por los reflectores y la promesa de un cambio radical de vida. Tales fueron los casos de Kellie McGee, hermana de una de las participantes de Extreme Makeover, a quien le prometieron un “cambio de look” mediante una cirugía estética facial. Por lo complicado de la intervención quirúrgica el episodio fue cancelado. McGee no soportó el remordimiento de conciencia por las declaraciones que hizo para las cámaras sobre su hermana y la pesadilla que significó para ella vivir con una hermana que no era “gente bonita”. Carina Stepherson, de 17 años, se ahorcó después del estreno del reality The Colony, donde ella participó y donde hizo declaraciones bastante fuertes sobre su propia vida ante millones de espectadores. El primer caso de suicidio en un reality show se remonta a 1997, en Suecia, cuando la también jovencísima Sinisa Savija se quitó la vida tras su expulsión de Expedition: Robinson, uno de los programas que produjo Endemol tras el fenomenal éxito del primigenio Big Brother.

A las televisoras y productoras de realities en todo el mundo se les hace agua la boca ante la posibilidad de escándalos como éstos, pues resultan ser siempre la mejor publicidad para sus shows. Tanto así que, tras el lamentable suicidio de Najai Turpin, de inmediato la cadena ESPN compró por una suma millonaria los derechos para transmitir desde Las Vegas la pelea final de The Contender, con invitados VIP de Hollywood en las tribunas, además de realizar ya el casting para la segunda edición del programa.