: borges, cuyo nombre es el universo

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El próximo 14 de junio se cumplirán veinte años del fallecimiento de Jorge Luis Borges, el escritor que mayor impacto ha tenido en mí. Con tal motivo, Luis Paz del diario Cambio de Michoacán, me envió un cuestionario al respecto. Aquí reproduzco la entrevista con mis respuestas.



1.- ¿Te gustó Borges la primera que lo leíste?

No. Lo detesté, incluso. Para mi mala fortuna mis profesores de secundaria y preparatoria me vacunaron contra Borges. De la misma forma que me vacunaron contra otro puñado de escritores y, en general, contra la lectura y toda la literatura. Fue hasta mucho después que logré leerlo sin prejuicios. Cuando leí por primera vez “El inmortal” quedé fascinado y me maldije por haberme perdido de ese universo durante tanto tiempo. Fue cuando supe que yo quería ser escritor. Era exactamente de esa manera y sobre esos temas como yo quería trabajar hasta que la artritis o el alzheimer me lo permitieran. Leer a Borges se convirtió a partir de entonces en una pasión incontenible, en un puntual acto de fe, en mi única religión.


2.- ¿Cuándo fue la primera vez que lo leíste?
En la adolescencia, y no con muy buenos resultados como ya lo digo.


3.- ¿Cuántas veces lo has releído?
No lo sé. Infinidad de veces. Casi siempre en voz alta. Sé muchos de sus párrafos y de sus versos de memoria. Hace poco descubrí una traducción al inglés de sus obras completas y me causo una grata impresión leerlo en voz alta, como si cada frase, cada palabra, hubieran sido ideadas originalmente en esa lengua.


4.- Para ti, ¿cuál es su mejor cuento o poema?
Toda su obra me causa la misma fascinación; releerlo es reinventar su universo. Si tuviera que escoger un solo cuento y un solo poema, sin embargo, me quedaría con “Líneas que pude haber escrito y perdido hacia 1922” (que utilicé en mi primera novela pero que nadie pareció darse cuenta), y con “El milagro secreto”, sobre el que realicé una “variación” literaria en mi libro de cuentos.


5.- ¿Borges ha influido de alguna manera en ti, como escritor, como persona, como lector?
De manera contundente. A tal grado de que mi primer libro gira en torno a su figura, tanto en imaginarios como en estilo, e incluso a nivel anecdótico: Borges es uno de mis personajes en un cuento y mi narrador en otro. Todo lo que hay allí, en mi imaginario, en mi prosa, en mi regodeo con el lenguaje, es Borges. Yo escribo ahora sólo gracias a Borges. Sin Borges yo no existiría como escritor y muy probablemente tampoco como lector. Yo no sería nada sin Borges. Ahora sólo me dedico a plagiarlo. Es mi mentor, y mentor de mi otro mentor: Coetzee, que aprendió español sólo para leerlo. A veces, y sólo si la lluvia lo permite, Borges y yo nos sentamos a conversar en un café porteño. Yo pido mate, aunque lo aborrezco y casi siempre termino dejándolo enfriarse sin darle un sorbo. Él no me reprende por lo que he escrito: apenas balbucea unas frases con sarcasmo sobre el pobre nuevo cuento que acabo de entregarle, da un sorbo a un lady grey humeante, sonríe y se queda mirando el infinito. Otras veces más, en cambio, y también si el clima es benigno, jugamos largas y acaloradas partidas de ajedrez. Esas tardes terminan mal, porque ninguno de los dos sabemos jugar ajedrez. Le digo que su nombre es el universo. Entonces nos despedimos. Borges es yo y yo soy Borges.


6.- Supongamos que no conoces la imagen de Borges: según sus textos ¿cómo te lo imaginas físicamente?
Borges es un muchacho de habla inglesa de 23 años que me habla de “tú” en un castellano perfecto, sentado en una banca a orillas de un lago de Ginebra y contemplando el mundo. Tiene en el regazo una vieja edición de las Metamorfosis de Ovidio, pero cuando trato de leer su interior, me doy cuenta de que está en blanco. Este muchacho tiene una sonrisa simiesca en la cara porque acaba de engañar a todo el mundo. Lo sé porque me lo ha dicho al oído, su vanidad no le permite guardar secretos. Eso y una marca de aceite de oliva que tengo en mi cocina.


7.- ¿Clasificarías a Borges como un escritor, un filósofo, un matemático?
Como un impostor. Sólo eso. Uno de los más grandes de todos los tiempos.