: contra el voto del miedo


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Patricia Mercado


Aquí reproduzco una carta abierta que recibí hoy del buen Sergio Téllez-Pon, con cuyo contenido concuerdo en su gran mayoría.



Los resultados que arrojan los últimos sondeos aparecidos en algunos medios de comunicación, son el fiel reflejo de algo que he venido escuchando en las últimas semanas, ya en el recta final: que los votantes de Calderón no están votando por él sino en contra de López Obrador y a la inversa: los votantes de López Obrador no están votando por él sino en contra de Calderón. Es decir, lo que aquí sobresale, evidentemente, es que hay un voto del miedo: el miedo que produce la campaña de ataques entre uno y otro para delatar quien de los dos miente más, ha incumplido sus promesas o ha encubierto las acciones ilegales de sus allegados.

Y es que últimamente me he encontrado con muchas personas que justifican su voto de esa manera: "Calderón es más peligroso que AMLO, ¡es la derecha!, además, AMLO es el menos peor". Justamente porque Calderón es la derecha más a la derecha, me resulta incomprensible que muchos gays vayan a votar por él (como lo muestra el sondeo de un sitio gay). O al contrario: "Aunque me arrepienta toda mi vida votaré por Calderón, no puedo permitir que llegue un loco como López Hablador". Para empezar, ¿por qué votar por "el menos peor" cuando hay otras opciones? Ese "menos peor", me parece, habla muy bien de la mediocridad en la que nos encontramos y que es parte de la idiosincrasia tan mexicana del "ya merito".

El partido Alternativa socialdemócrata (PASC) y su candidata presidencial, Patricia Mercado, si bien no son lo ideal tanto para el país como para la comunidad artística, sí son—y por mucho—lo más cercano a nuestras necesidades y demandas. Por el contrario, Calderón y López Obrador (dos conservadores a su manera, uno de la extrema derecha y el otro de la izquierda radical e intransigente, y ambos fervientes antiintelectuales) son lo diametralmente opuesto a esas necesidades y demandas no sólo colectivas sino individuales. Es como abrirle la puerta al asaltante, estar al filo del abismo y pedirles a uno de esos dos un empujoncito para desbarrancarnos.

Si en una democracia participativa (y no sólo electorera), es significativa tanto la abstención (ya hay una campaña que de manera abierta invita a no votar), como la anulación del voto, creo que es igualmente significativo el voto a favor de una propuesta, más vanguardista, moderna, actual de quienes demandamos un nuevo contrato social, económico, político y cultural. Independientemente de que Alternativa alcance o no su registro con el 2% o incluso más porcentaje, yo votaré por ese partido porque quiero hacer saber lo que quiero. Al voto visceral del miedo, del pleito encarnizado que los electores tomamos como nuestro al atacar a "mi candidato", y de las circunstancias electoreras hay que oponer el voto consciente, el voto con convicción, el voto demandante de cambios inmediatos y sustanciales. Es por eso que no creo que al votar por Alternativa uno esté, como dicen por allí, desperdiciando su voto.

Los invito a no cometer el mismo error histórico de hace 6 años. Los invito a votar por sus convicciones, por sus ideas y no impulsados por sus temores.

-Sergio Téllez-Pon