: susan y el rock




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Susan Sontag en los sesentas



Cuando empecé a escribir en los años sesentas yo era muy joven. En ese entonces me gustaban mucho las cosas de la alta cultura, pero también me gustaban el rock y en general las cosas divertidas. Y tuve la idea utópica de que se podían juntar las dos, que todo era una cuestión de pluralidad y diversidad. Ahora creo que tal vez estaba equivocada porque, de nuevo, la fuerza de la sociedad de consumo está enfocada en bajar el nivel de la cultura. Ahora usted encuentra gente que dice que la alta cultura es esnobista o elitista. Estos nuevos desarrollos fortalecen la cultura consumista. Yo creo que cuando era muy joven, en esa época legendaria, no creía que pudiera haber un conflicto. Pero, sin duda, lo hay. Pensé que uno lo podía tener todo, pero ahora veo que esta propaganda y proliferación de la cultura de masas es antagónica a la alta cultura.

-Susan Sontag

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: postdata a susan y el rock



1, agosto, 2006


: 01// ¿Por qué posteé esta cita de la Sontag? Bueno, escribí hace poco un ensayo sobre cómo el folclor, lo popular, y la música académica se han nutrido mutuamente a través de la obra de Steve Reich (tanto así que, por ejemplo, puede considerársele como el creador del “loop” nuestro de cada día, laTEMPESTAD, No. 49). Pero sobre todo, sucede que hasta hace muy poco me molestaba muchísimo el empleo de los términos “alta cultura” y “baja cultura” (o cultura de masas o cultura pop, como quieran) por considerarla una distinción, además de ociosa, elitista y algo así como fuente de “violencia simbólica” entre clases (el capital cultural, en efecto, lo es, atendiendo a Bourdieu, sobre todo en países con desigualdades sociales tan marcadas como el nuestro). El mercado, homogenizador y masificador, nada tonto, le pone etiquetas incluso a quienes opinan que alta-baja cultura son mundos aparte: “elitistas”. Cierto sector de la izquierda trasnochada (y con ellos muchos de nosotros) entra a este juego y dice que la alta cultura es exclusiva de los ricos, que es por tanto excluyente, que promueve el individualismo, y que por consecuencia la cultura de masas es para los pobres; pero se olvidan que los productos de la cultura popular son el principal nutriente y motor de esta cultura consumista.

Una vez incluso alguien me lanzó insultos a la cara al considerar que yo era un “conservador” y un “reaccionario” por haber escrito una novela sobre Schönberg y la Segunda Escuela de Viena y no una, tal vez, sobre cómo un morro clase-mediero se atasca de tachas mientras escucha a María Daniela y su Sonido Láser (que me encantan, por cierto, ambas cosas). ¡Ja! Me parece que existen mecanismos velados y muy tramposos del mercado (como esta polarización prejuiciada y enrarecida entre alta y baja cultura) que nos hacen llegar a creer que ambas nociones son a)conciliables, o bien, b)completamente antagónicas, esto según sea el caso y sólo para luego ponerles un código de barras y vendérnoslas, por supuesto.

Me parece que alta y baja cultura son mundos distintos (que quizá a veces se intersectan, eso no lo sé, pero pensaría en Bret Easton Ellis de pronto), lo que en absoluto significa que uno sea mejor que otro, o que uno pertenezca a la Izquierda y otro a la Derecha o Whatever (históricamente tanto lo popular como lo “culto” han surgido y han simpatizado en bandos extremos de un lado y del otro). Eso está más que visto. Simplemente son cosas aparte. Lo pop (incluido el rock, ya que andamos) es trasgresor por naturaleza, sí, pero esa rebeldía generalmente enfocada a los jóvenes es sólo un espejismo, ya que siempre está bajo la mirada permisiva, gerontocrática y masificadora del mercado (y por lo tanto jamás podrá ser “underground” ni auténticamente “rebelde”, como lo pretenden algunos, ni siquiera el regente del CBGB ni José Agustín en sus mejores tiempos).

: 02// The Dillinger Escape Plan [o insertar banda de rock que usted guste], con todo y que sea de mis grupos favoritos, podrá ser “sofisticado”, pero de cualquier forma su música es bastante dócil y coqueta con el mercado: siempre tonalita, muy modal y sus ritmos, aunque poco comunes en la música popular, siempre son accesibles, además de que las estructuras de sus canciones jamás de los jamases se separan del formato comercial: Yes o Zappa me parecían mil veces más auténticos en su música, por ejemplo, y de eso hace aaaaaños. Además, sus videos, como los de cualquier grupo de rock actual, nos llegan a través de MTV, sus discos se pueden conseguir por Amazon.com, sus playeras y gorras por su página web, y los boletos para sus tocadas por Ticket Master. Tal como sucede, por cierto, con el Buki o Vicente Fernández, con una conferencia o una firma de autógrafos de Paulo Cohelo y para la nueva entrega de Dan Brown (siguiendo con la tónica del comment de Pire).

Tal parece que el rock ha dejado de ser lo que era (ver post sobre Metallica) y que ha vendido sus rockeras nalguitas por unos sucios (y utilísimos) billetes. Incluso ahora el hip hop le ha arrebatado claramente su lugar como el canal contestatario por antonomasia de los jóvenes que llegó a ser en algún tiempo (ya no sólo entre la juventud afroamericana de EEUU, sino en todo el mundo, es impresionante).

Bueno, ya lo digo, son cosas aparte y como tales hay que disfrutarlas.