: el presidente del empleo
(y del tolete)



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Ramírez Acuña y Felipe Calderón,
enemigos públicos 1 y 2, respectivamente




Lo que hace seis años prometía ser la primera sucesión de partidos políticos sin intervención de las armas en la historia de nuestro país, hoy se ratifica por medio de Felipe Calderón como la mera sucesión de una dinastía que obedece a intereses sectarios de muy diferente índole a los que urgen al país y en los que tiene una marcada injerencia los cotos de poder de una derecha reaccionaria, intolerante y excluyente. Fox mismo lo dijo hace no mucho entre su descontrolada locuacidad: “Gané dos elecciones”, refiriéndose, claro, a la suya y a la del candidato por el que abogó, Felipe Calderón Hinojosa. Muy lejos quedó el primer discurso del partido que alternó el poder y que enunció Vicente Fox en sus primeros días: "La sociedad votó por un cambio en las normas, instituciones y objetivos, no sólo por un cambio del grupo en el poder", "Es necesario sustituir la lógica tecnocrática que dejó todo el mercado", "La mejor manera de honrar la Constitución es procediendo a su revisión integral", y sobre todo, "Otorgo la más alta prioridad a la integración de una gran patria latinoamericana". Leído hoy, seis años más tarde, esto no parece sino una mala broma.

Las primeras decisiones de Felipe Calderón como presidente de este país están dando señales claras de lo que podemos esperar para los siguientes años. Un sexenio gris y marcado por una intolerancia y una represión indiscriminadas bajo la excusa de campaña de emplear la dichosa “mano firme”. El periodista José Guitiérrez Vivó, caracterizado por su imparcialidad a lo largo de toda su carrera, ha sido uno de los primeros en ser advertidos de este signo que habrá de marcar el sexenio al ser amenazado por la gente de Calderón en su primera semana de gestión. Otros medios más han recibido similares invitaciones para “alinearse”, cosa que sólo recuerdo que sucedía durante las épocas más duras del PRI. Los pactos con Televisa que significaron un firme espaldarazo y una trinchera mediática durante la campaña panista comienza a cobrárselos, y muy caro, para afianzar el duopolio televisivo. Quien dentro de los medios de comunicación no se alinee, debe atenerse a la “mano dura”. Ésa es la señal.

Otra señal de la brutalidad que podremos esperar este sexenio no tardó en salir ya a la luz. La educación y la cultura no pueden ser prioritarias para la gente miope e insensible de una derecha católica y ultra conservadora, quienes ven en el acceso del pueblo a la información una amenaza para sus creencias fundamentalistas, basadas en la fe antes que en la razón. Los presupuestos de Educación y Cultura han sido recortados considerablemente como se anunció la semana pasada. Ya de por sí medrados por la dureza de las políticas culturales austeras del antaño, este sexenio se avisora mucho más aciago en ambos rubros. La elección de Josefina Vázquez Mota, ajena totalmente al cargo para que fue elegida, ni más ni menos que la Educación de este país, fue una manera de retribuir los favores y lealtades políticos de Calderón y será un error costoso que no tardaremos en pagar nosotros mismos, uno de los países con peores niveles de educación de Latinoamérica.

En cambio, el rubro de Seguridad es el único que recibirá mayor presupuesto. Bajo la excusa de poner mano firme contra la delincuencia (y contra todos los que pensemos diferente a ellos), la policía y el ejército tendrán más dinero del erario público para seguir reprimiendo a la población cuando sea necesario (recordemos lo lisonjero que fue el discurso de Calderón en el Campo Marte antes las fuerzas castrenses comandadas ahora por él). Las elecciones de Calderón en los puestos que se encargarán de extender y ejecutar esa “mano firme” no pudieron ser mejores: Francisco Javier Ramírez Acuña será el Ministro del Tolete, elegido por su probadísima capacidad de sembrar el terror y usar la fuerza pública selectiva en Jalisco (estado que gobernó hasta hace poco) cuando él consideraba que las pasiones y anhelos de la derecha ultra conservadora y sus intereses económicos eran amenazados o puestos en duda, como el famoso episodio en que los grupos de jóvenes globalifóbicos se manifestaron y fueron brutalmente sometidos el 28 de mayo del 2004. Así, durante su mandato, en Guadalajara bastaba traer el cabello largo, ser escritor joven y reunirse con cierta periodicidad en un taller literario para ser digno de sospecha, ser secuestrado por la policía en un sótano, interrogado hasta el cansancio y al final ser rapado para “aprender a comportarse como Dios manda”. Su “mano dura” (y zafia y torpe e ignorante y vengativa) ya la vimos en práctica hoy en día: ruptura de acuerdos, cacería de brujas sistemática en Oaxaca, cientos de perseguidos, desaparecidos y detenidos políticos, violación de los acuerdos con los profesores, que también están siendo perseguidos, mientras que los gatilleros del PRI salen libres de prisión y la otra parte del conflicto, la de los poderosos, la que jamás ha rendido cuentas al pueblo, goza de total impunidad y disfrutan a sus anchas con el sainete puesto a su pies. Y por si fuera poco, para completar la dupla de toleteros, Calderón decidió ratificar a Eduardo Medina-Mora como titular de la PGR a manera de premio por su desempeño durante la masacre en Atenco a manos de la policía contra la población civil. Será la tónica. Aniquilar a quienes sostengamos posturas ideológicas distintas y, encima, nos atrevamos a manifestarlas.

Ésta es la señal que está enviado el Presidente Calderón. Y es clarísima. La señal del terror con que habremos de vivir y que la derecha justifica como necesaria (aunque sólo para afincarse en el poder, pues eso es lo que se esconde detrás de todo esto).

En resumidas cuentas lo que queda claro es que hemos entrado en un periodo en el que la derecha estará gobernando para los poderosos, por más que pretenda darse signos de querer “rebasar por la izquierda” imitando los programas sociales de izquierda que la misma derecha hace unos meses tachaba de “populistas” y cuya práctica calificaba como una "amenaza para el país" durante su campaña. Aunque este es un doble discurso muy tramposo, pues dentro del gabinete quien realmente aplicó políticas públicas sesgadas hacia la izquierda, Julio Frenk, encargado de Salud, fue el primero en ser castigado al no ratificarlo en su cargo a pesar de su buen desempeño por el hecho de haberse atrevido a incluir la píldora anticonceptiva del “día después” en el cuadro básico de medicamentos.

Ese candidato que fingía ser incluyente y dispuesto al diálogo con las otras fuerzas políticas e ideológicas muy pronto se vio desmentido: el Yunque y con él su partido, obligaron a Calderón a incluir a su gente casi de manera exclusiva, lo que resultó en un gabinete pintado de azul y con una cruz católica en cuyo buen nombre han de ejercer el poder “caiga quien caiga”, como afirmó cierto senador panista hace poco.