: editorial almadía




En estas fechas se están promocionando tres entregas dentro del catálogo literario de Editorial Almadía, una editorial independiente, descentralizada, fundada y dirigida por jóvenes enteramente desde la ciudad de Oaxaca. Otros de nuestros títulos recientes incluyen obras de Guillermo Fadanelli, Mauricio Bares y Leonardo Da Jandra. www.almadia.com.mx Dense una oportunidad de leer literatura fuera del mainstream del DF y de los corporativos editoriales trasnacionales.

Tryno Maldonado
Editor






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La jornada de la mona y el paciente
Mario Bellatin


Mario Bellatin es, resueltamente, nuestro radical. En una literatura toda tópicos, su obra descuella como un discurso aparte. En medio de la complacencia generalizada, rigor e intransigencia. Bellatin (1960) es un autor extremo y lo es doblemente: ejerce, con precisión, ambos radicalismos. Aunque compuesta de ínfimos libros, su obra cumple con una tarea desmesurada: continuar el inquietante legado de Salvador Elizondo, encarnar sin apenas compañía la vanguardia mexicana. En el principio de su obra fue la experimentación ya clásica, la experiencia de los límites. De Efecto invernadero a Poeta ciego, una búsqueda minimal: recursos exiguos, mundo acotado, impecable puritanismo. Su objetivo: despojar a la narrativa de toda rebaba para descubrir, en el fondo, lo específicamente literario. Después, a partir de El jardín de la señora Murakami, la otra vanguardia: la fusión de géneros, la elaboración de apócrifos, los necios juegos posmodernos. Acotado el mundo y empobrecida la narrativa, la obra de Bellatin va más allá de la literatura: incluye fotos, remeda los ready-mades, se resuelve en un oscuro performance. Oculto bajo sucesivos disfraces, el autor escribe como si pintara o fotografiara. Antes que libros, esboza mecanismos. Desvaría.


Tercero: la línea recta sería, en este caso, decepcionante. Si la obra de Bellatin marchara verticalmente, avanzando siempre en un mismo sentido, postularía una idea ya vencida: el progreso. No lo hace. La jornada de la mona y el paciente es ejemplar en este sentido: aunque es la pieza más reciente de la máquina narrativa de Bellatin, no es la más radical. Más bien al contrario: supone, a primera vista, un retroceso. Mientras las últimas obras se entretenían desplazando la escritura hacia otras esferas, ésta vuelve a explorar los bordes de lo literario. Su pregunta: ¿qué puede ser escrito? Su anécdota: los apuntes de un hombre –presumiblemente el mismo Bellatin– que, sumido en una depresión, consulta a un analista. Parecería ésta una obra más dramática, más narrativa, que las anteriores, como si Bellatin deseara de pronto decir. Los personajes, antes meras excreciones del decorado, parecerían tener sustancia; las reflexiones del protagonista, sentido. Al lado del vigor conceptual brillan algunas imágenes de una potencia casi decimonónica: el episodio de la mona y el padre, la descripción del consultorio, la metáfora del condenado a muerte. Podría decirse, sin exagerar, que este libro es para Bellatin lo que Compañía fue para Beckett: un dispositivo narrativo que, sin sacrificar el rigor, permite exponer ciertas imágenes casi arquetípicas.


Podría decirse también lo contrario: La jornada de la mona y el paciente es una de las obras más extremas de Bellatin. Aunque no intenta contagiar la literatura con otras artes, tampoco vuelve al principio. Como en Shiki Nagaoka o Perros héroes, la escritura sigue siendo desplazada. ¿Hacia dónde? Ya no hacia las artes visuales sino más cerca, hacia el cuerpo del autor. Los tres últimos libros de Bellatin –Underwood portátil, Lecciones para una liebre muerta y el presente– se fatigan con el mismo propósito: construir relatos pretendidamente autobiográficos. A la manera de otras obras actuales, funden confesión y narrativa para crear una escritura mestiza, en clave. Al revés de ellas, no pretenden salvarse de este modo del cansancio de la novela. Hace tiempo que Bellatin descree, sabiamente, de este género. Su objetivo es más hondo y, por lo mismo, menos transparente: facturar una escritura autobiográfica para poner en crisis, paradójicamente, la escritura. Para apuntar hacia el autor antes que hacia la prosa misma. Para sugerir: esta escritura no es autosuficiente, no se cierra en la forma de un libro, continúa en el cuerpo del autor, quien no casualmente lleva, en un permanente performance, una abigarrada mano artificial. Piénsese de nuevo en Duchamp y en su célebre travestismo. Piénsese en aquello que buena parte del arte contemporáneo pronuncia: importa más el gesto que la obra.


Rafael Lemus
Letras Libres







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Relato del suicida
Fernando Lobo


“¿Cuántas veces puede un suicida sobrevivirse a sí mismo?”


En días recientes en que temas como la muerte asistida y el suicidio han sembrado un encendido debate en nuestro país, Fernando Lobo nos entrega un libro hilarante que le da una vuelta de tuerca a todo el asunto: el suicidio no como problema moral, sino como un emocionante problema filosófico dentro del formato ameno y atrapante de un thriller.


Tadeus Giménez –un profesor de metafísica de clase media–, un buen día opta por suicidarse sin razón aparente a pesar de que el mundo y la suerte conspiran para hacerlo feliz. Ni la aparición de una hermosa y extravagante chica que se convertirá en su amante, ni la bonanza económica podrán persuadirlo. Con su primer intento por quitarse la vida, y en un registro de humor ácido, nos sumergimos en un hilarante y singular thriller en el que el asesino y la víctima son ni más ni menos que la misma persona. Relato del suicida es un libro de una prosa vertiginosa y adictiva que mantiene aferrado el lector desde la primera hasta la última página preguntándose sin descanso lo siguiente: ¿Podrá Tadeus Giménez al fin conseguir el suicidio en cada nuevo intento?

Fernando Lobo es una de las voces más fuertes y personales de toda la joven generación de narradores en nuestro país, pues posee un estilo y un imaginario que brillan por su originalidad. Lo que lo vuelve tan peculiar, además de su agudeza, su descaro y su fino humor, es el hecho de que se inscribe a una tradición muy escasa de escritores a la que perteneció Jorge Ibargüengoitia, la tradición más difícil de alcanzar, es decir, la de aquellos escritores que adoptan el humor negro con sagacidad, erudición e inteligencia. Estamos ante una obra que por su tema y por su estilo, dará mucho de qué hablar a corto plazo. No en balde esta novela ha despertado muy pronto el interés de escritores de la talla de Juan Villoro, quien ha augurado con gusto excelentes expectativas sobre Fernando Lobo.





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La ministra
Francisco Rebolledo



¿Qué tan factible es que México tenga una presidenta de la República en un futuro cercano? ¿Qué mujeres dentro de nuestra esfera política llenan el perfil? En La Ministra se hallan las claves para desentrañar esta cuestión que apasiona y agita a todo un pueblo.

Magdalena Arredondo –en quien el lector identificará a una de nuestras figuras públicas– se revela como una astuta negociadora e ideóloga en la alta política mexicana. Tras unirse al equipo de campaña del candidato presidencial, Magdalena llega a una de las posiciones más influyentes del gabinete: la Secretaría de Educación. Luego de una campaña electoral encendida, Magdalena tiene fuertes posibilidades de convertirse en la primera presidenta de la República. Sin embargo, la ambiciosa ministra ve amenazadas sus aspiraciones por un crimen pasional y las intrigas de sus colegas.

La Ministra es una novela que en días actuales bien podría fundirse con nuestra realidad más inmediata, una apasionante radiografía que al lector le permitirá comprender los oscuros mecanismos detrás del poder.

Un libro que no sólo registra la sucesión de movimientos estratégicos y tragedias que han conformado la historia reciente del poder en México, sino que se convierte en un inesperado eco de la actualidad política y vaticina el futuro probable del país.

Quien se adentre en las intrigantes páginas de La Ministra descubrirá un destino muy probable para México, así como su historia reciente y los rasgos que caracterizan a los hombres y las mujeres en el poder. Un testimonio fascinante y aterrador sobre la realidad mexicana vertido en una gran obra de ficción.