: chinese democracy
Luego de más de una década de haber hecho público el proyecto, Axl Rose y su banda re-re-re-integrada y re-re-re-habilitada, lanzó ahora sí, por fin, este 24 de noviembre, su primer disco con material enteramente original desde la época de la primera administración de los Bush. Fiuu… Les hablo del casi mítico Chinese Democracy (mítico porque parecía destinado a convertirse en leyenda urbana o disco fantasma, no por otra cosa). El gobierno chino, como era de esperarse, ha bloqueado de inmediato los servidores tanto al sitio oficial de la banda como a su MySpace, que registró millones de audiciones en el primer día. Trece años después, catorce estudios utilizados, millones de dólares malgastados, y sin ninguno de los otros miembros originales de la banda, el álbum está circulando ya. La buena noticia, luego de escucharlo hace un rato por primera vez, es que Chinese Democracy no suena nada, pero de veras nada, mal. Así es. Como se lee. Axl, con todo y sus kilos de sobra, está en plena forma para rockear como en su mejor época. Quizá la producción haya sido demasiado neat para ser un disco de rock, muy al estilo de las piezas pulcras y de la fastuosidad orquestal de los Use your illusion, lo que hace que se eche de menos las líneas rítmicas de hard rock sucias y arrabaleras de las guitarras de Izzy y de Slash; de pronto el sonido sobre-procesado (que abusa del procesador Eventide o del whammy pedal a la Steve Vai como herencia marcadísima de la era Buckethead en el sonido de la banda), y los pasajes de cajas de ritmo en vez de batería real, le hacen creer a uno que está escuchando guitarras para un disco de Daft Punk antes que para un grupo de rock duro. Como bien dijo la Rolling Stone de EEUU, lo que antes les tomaba a Izzy y a Slash hacer con sus dos Gibson viejas, ahora le toma a la banda hacerlo con una pared completa de guitarras. Pero bueno, Axl está de regreso, y ha vuelto con clase y con la poca decencia que le queda resarcida.