: "las violan y las matan por prostitutas"





Ésa y otras afirmaciones en la misma tesitura fue lo que llegó a declarar en su tiempo Arturo Chávez Chávez, nuestro misógino y flamante Procurador de Justicia a partir de hoy, refiriéndose a los numerosos feminicidios de Ciudad Juárez. Chávez Chávez fue recomendado por Felipe Calderón y ratificado hoy por el Senado con 73% de los votos con todo y su descarada negligencia con respecto a los casos de casi 100 mujeres muertas y unas 2,000 desaparecidas en los dos años en que fue delegado de la PGR y Procurador en Ciudad Juárez. Ahora es él, ni más ni menos, el abogado de todos nosotros, los mexicanos y las mexicanas. La maniobra política para el PRI y el PAN, sin embargo, es redonda. Mientras tanto, seguimos secuestrados por los intereses más perversos de los partidos políticos.





El presidente Felipe Calderón y los partidos representados en el Senado de la República confirmarán hoy una de las más ofensivas burlas a los ciudadanos mexicanos, a los que se deben. ¿Cuál es la burla?

Proponer —el primero— y ratificar —el segundo— a un procurador que al parecer sólo servirá a los intereses personalísimos y de grupo; a sus conveniencias, reacomodos y aspiraciones, pero que no le sirve de nada al Estado todo, y menos a los ciudadanos, de quienes el nuevo titular de la PGR debiera ser el abogado. ¿Por qué servirá de poco a los ciudadanos que Arturo Chávez Chávez sea ratificado hoy al frente de la PGR?

Porque Chávez está a años luz del perfil que reclama un cargo como el de procurador general de la República; porque fue seleccionado por su baja estatura, sometido al fuego lento del desprestigio y porque un recuento de sus antecedentes como procurador de Chihuahua indigesta a sectores amplios de la sociedad mexicana. Por eso, desde antes de resultar ratificado, era conocido como “procurador al pastor”.

Así, debido a su cuestionado historial, reducido tamaño y escaso respeto social, sólo servirá de títere para los intereses políticos del gobierno de Calderón, y de tapadera a las ambiciones electorales de PRI y PRD.

Resulta que Calderón seleccionó a Chávez como titular de la PGR y lo propuso al Senado, primero, para ampliar espacios al grupo azul que jefatura el aún influyente Diego Fernández de Cevallos, idéntico establo de Fernando Gómez Mont y, entre otros, de Santiago Creel. Pero, además, cuando Calderón decidió bajar la estatura del titular de la PGR, en realidad lo convirtió en subordinado del propio Gómez Mont y, claro, de su preferido en la SSP, Genaro García Luna. Todo eso por un lado.

Por otro, se buscó un “peón” capaz de dar garantías electorales a partidos y gobernadores de PRI y PRD. ¿Garantías de qué? De que la PGR no perseguirá a políticos y gobernantes presuntamente vinculados con el narcotráfico. Y con ello, no meterse en las precampañas electorales rumbo a 2012. En pocas palabras —como dijimos aquí—, que al nombrar a Chávez, PRI y PRD compraron protección.

No es casual, que el primero en ratificar a Chávez haya sido el amarillo Pablo Gómez, quien habría negociado protección para los Godoy de Michoacán. En el PRI les interesa que no se toque a gobernadores como Fidel Herrera, de Veracruz, y Eugenio Hernández, de Tamaulipas. Se presumen vínculos con el narcotráfico, por eso su carácter de intocables. Chávez respondió a los intereses de todos, menos a los de los ciudadanos.