: 15 razones para 
no celebrar el 15 de septiembre





1. Yo no celebro la Independencia porque éste es un país con un gobierno represor
Luis Enrique Miranda Nava. Es la persona que estuvo a cargo del sanguinario operativo policial del 2006 en Atenco, cuando Peña Nieto era gobernador del Estado de México. Hombre de sus confianzas. El mismo que ahora ocupa el cargo subsecretario de Gobernación y que estuvo al mando del desalojo de profesores de la CNTE el pasado 13 de septiembre perpetrado por fuerzas federales.

No es casualidad. El gobierno de Peña Nieto ha dejado clara su poca tolerancia a la disidencia, su nula disposición al diálogo y a la negociación y, con ello, su vocación verdadera: la represora.

Si no, ¿cómo justificar la incursión de la Policía Federal el viernes 13 cuando los profesores de la Sección 22 de la CNTE ya se retiraban rumbo al Monumento a la Revolución tras el ultimátum del secretario de Seguridad Pública Manuel Mondragón de las 16:00 horas? ¿Cómo justificar el uso de tanquetas para someter a los manifestantes? ¿Cómo justificar las detenciones arbitrarias? ¿Cómo justificar el empleo indiscriminado de la fuerza contra profesores, ciudadanos e incluso contra periodistas?

Para Peña Nieto –tal como pasaba en la escuela de la vieja retórica del PRI-- la imagen y las formas importan. Importan mucho. Por eso la urgencia de tener despejada y “limpia” la plaza pública más importante del país. Por eso la urgencia de clausurar el diálogo y la negociación con los inconformes: para celebrar a toda costa este 15 de septiembre y efectuar sin contratiempos el desfile militar del 16.

Pero, ¿celebrar qué? ¿El triunfo de la fuerza del Estado sobre el diálogo y la razón? ¿Celebrar la reinstauración del antiguo régimen autoritario? Si hay todavía quien considera que existen motivos para celebrar este día 15, por favor, no cuenten conmigo.


2. Yo no celebro la Independencia porque éste es un país machista y misógino
Y no celebraré ninguna independencia hasta que en México exista igualdad de oportunidades de género.

Una de cada tres mujeres mexicanas han sido víctimas de violencia física o sexual.

Seis mujeres son asesinadas en México al día. Ocho entidades federativas concentran el 61% de feminicidios en todo el país. El Estado de México y Chihuahua a la cabeza, pero con un alarmante incremento de casos en ciudades como Veracruz y Oaxaca.

Además, ¿cómo celebrar la Independencia en un país donde, por ejemplo, la elección de las mujeres al aborto es criminalizada por el Estado en 17 entidades federativas aun en casos de violación?


3. Yo no celebro la Independencia porque éste es un país homófobo
Vivimos en una realidad heteronormativa donde quien esté fuera de esa norma es muchas veces objeto de burla y odio.

¿Quién quiere festejar nada en el país que ocupa el segundo lugar mundial por crímenes de odio por homofobia?  

4. Yo no celebro la Independencia por el duopolio de televisoras
No sólo por el poder fáctico que Televisa y TV Azteca detentan (no hay que olvidar que, por ejemplo, Claudio X. González y Mexicanos Primero fueron los grandes impulsores de la reforma educativa de Peña Nieto), sino la constante ridiculización en sus programas del papel de los profesores, la cosificación y promoción de estereotipos de las mujeres y la humillación a través de actores en programas “cómicos” de los homosexuales y los niños que sólo ayudan a reforzar los prejuicios en sus televidentes. Televisión basura.

Un dato más: Televisa se las arregla para pagar al fisco sólo unos 54 pesos al año en impuestos. Ésa es su gran contribución a las finanzas del país.

5. Yo no celebro la Independencia porque Carlos Slim tiene secuestrado al país
Parecería que cada vez que respiramos le damos un peso a Carlos Slim. Y lo más grave no es eso, sino que no tenemos alternativa. Independencia y monopolios son dos conceptos que no pueden coexistir. No hay nada digno de celebrar en un país que permite que un monstruo como Slim amase la fortuna más grande el mundo dejando a 53 millones de mexicanos en la pobreza frente a los 53 millonarios de la lista de Forbes.

6. Yo no celebro la Independencia porque las mineras poseen una parte del país
El equivalente a la extensión del territorio de Sonora (entre el 17 y el 25 por ciento contando a las hidroeléctricas) está concesionado a compañías mineras canadienses que se las arreglan para no pagar impuestos en México y dejan desoladas e inutilizadas de por vida las tierras que explotan. Para no hablar de las condiciones en que laboran sus trabajadores. Entonces, ¿de qué soberanía me hablan?

7. Yo no celebro la Independencia porque el oficio de los artistas en México no es dignificado
No hay verdadera independencia en un Estado que no dignifica el oficio de sus creadores y que ni siquiera les garantiza seguridad social. Tampoco en un Estado enfocado únicamente en cooptar y generar capitales políticos mediante programas asistencialistas para creadores, pero al que no le interesa en absoluto la creación de nuevos públicos ni de nuevos lectores.

¿Quién puede hablar de independencia en un país donde las galerías privadas auspiciadas por el Estado se enfocan en satisfacer nada más a las élites y donde existen tirajes de novelas de 2 mil ejemplares para satisfacer a un público de 120 millones de personas?

8. Yo no celebro la Independencia porque en este país no hay justicia
Un tribunal colegiado en Chiapas rechazó hace unos días la liberación del profesor tzotzil Alberto Patishtán Gómez, encarcelado injustamente desde hace 13 años. El poder judicial de la federación ratificó la sentencia de 60 años de prisión para Patishtán por homicidio calificado y lesiones. A Patishtán se le sentenció por supuestamente emboscar y asesinar a siete policías en la comunidad de El Bosque, Chiapas.

El expediente de Patishtán está plagado de irregularidades, y se han cerrado todos los causes judiciales para un individuo que –como miles de casos en este país-- es inocente.

A diferencia de otros casos durante el primer año de gobierno de Peña Nieto (el de Florence Cassez, ciudadana francesa procesada por secuestro y puesta en libertad por motivos políticos; el de Raúl Salinas de Gortari, hermano de un ex presidente encarcelado por enriquecimiento ilícito y a quien un juez le devolvió 224 millones de pesos más propiedades; y el de Rafael Caro Quintero, narcotraficante fundador del cártel de Guadalajara liberado por supuestas fallas en el debido proceso), el de Alberto Patishtán Gómez es uno de los muchísimos procesos judiciales plagados de atropellos y arbitrariedades para los que la justicia mexicana no sólo es parcial sino abusiva.

En México, según el Instituto Federal de Defensoría Pública, sólo existen 10 abogados certificados en las lenguas chinanteca, maya, purépecha, rarámuri, tzetzal, tzotzil, triqui, yaqui y zapoteco (pero no todas sus variantes) para procurar justicia al 15% de la población del país, que es indígena. Un absurdo del Estado. Por lo que, como en el caso del profesor Patishtán, en la mayoría de los procesos judiciales entablados contra indígenas, el Estado mexicano sencillamente no garantiza el derecho al debido proceso de decenas de millones de personas por motivos étnicos.

La situación en la que se hallan desde hace años los doce presos políticos de Loxicha, Oaxaca (acusados de sedición y asociación delictuosa) es otro de estos casos.


9. Yo no celebro la Independencia por la violencia que se vive en México
No quiero vivir en un país donde en un sexenio puedan ocurrir 100 mil muertes relacionadas con la guerra del Estado contra el narcotráfico. Pero tampoco deseo vivir en un narco-estado.

10. Yo no celebro la Independencia por los abusos y los crímenes de la iglesia católica
Gran parte de los mexicanos nacemos con una venda moral en los ojos. Ya es hora de quitarla y no dejar impunes a todos los criminales solapados por esa perversa institución.

11. Yo no celebro la Independencia por el PRI
Reformas estructurales de cuño salinista que ya hundieron al país alguna vez, corporativismo, asistencialismo, corrupción, autoritarismo, impunidad… Es lo que está de vuelta con el “nuevo” PRI. Una figura presidencial intocable ante la que los otros dos poderes se alinean sin cuestionar. Reinstauración de un régimen autoritario: la retórica y los operativos contra los profesores de la CNTE de este 13 de septiembre tienen un tufo a aquello que Vargas Llosa llamó “la dictadura perfecta”. Quien tenga memoria que saque sus cuentas.

12. Yo no celebro la Independencia por el PAN
La poca dignidad que le quedaba al partido de oposición más longevo de México lo ha malbaratado Gustavo Madero al volverse parte del las “concertacesiones” del Pacto por México a favor de los intereses del PRI.

Tal vez lo mejor que uno podría hacer en estos días con el presidente nacional del PAN es echarle una cubeta de agua encima. Total, al cabo “el agua no hace daño”, como él declaró al proponer el uso de tanquetas con cañones de agua en contra de los profesores disidentes de la CNTE.

13. Yo no celebro la Independencia por el PRD
El sistema de partidos tiene secuestrado al país. Yo, como muchos mexicanos y mexicanas, no siento ninguna clase de empatía ni representación con esta supuesta izquierda que se ha vuelto nada más que la comparsa del PRI en el Pacto por México.

14. Yo no celebro la Independencia por los mexicanos obligados a migrar
Miles de mexicanos arriesgan todos los días su vida al emprender la búsqueda por el reclamo más elemental y digno que cualquier ser humano puede tener, pero que este país no les otorga: el derecho humano a un trabajo, una vida digna e igualdad de oportunidades. El mismo o mayor riesgo lo corren los migrantes centroamericanos irregulares a su paso por México.

15. Yo no celebro la Independencia por la Selección Mexicana de futbol
¿Necesito decir más? Sólo que me alegra saber que, si la selección no califica al mundial, se perderían unos 1,400 millones de pesos entre anunciantes, patrocinadores y televisoras involucrados en ese jugoso negocio.

En mi opinión, el equipo nacional de futbol es el embuste más grande que le han querido vender a los mexicanos después del mito del mestizaje y del mito de la virgen de Guadalupe.



*Texto tomado de mi columna Metales Pesados en la revista Emeequis.